Relóticos: cuentos pequeños para gente grande 2

de parte de un San Valentín voluptuoso...

Explícito

- Ven, acércate despacio como si quisieras eternizar mi deseo, susurró, sus labios sobre mi lóbulo derecho

Hacía frío en aquel lugar. Estábamos los dos desnudos y nos observábamos con la desfachatez del que sabe que posee.

- Acércate tú - le contesté entre sonrisas y súplica.

No nos conocíamos de nada. Hacía una hora llovía y buscábamos un taxi en la misma esquina. Él ofreció el paraguas. Y un café, su mano en mi nuca, mis pechos enhiestos, el volumen de mis pezones delatándose a través de mi blusa. Entramos en el edificio abandonado sin pronunciar palabra. Nos desnudamos como quien se viste para una batalla. 

- Acércate más- insistía.

Yo me deleitaba en su cuerpo común y tan fiero. Miraba su hermoso miembro y proseguí hipnotizada. Pero me detuve, le miré.

- Quiero poseerte- dije firme

Hacía viento y llovía. Recuerdo que temblé un poco. Él sonrió y vino hacia mí. Me arrastraba hasta la pared mientras tomaba mis pechos con su boca y mis nalgas en sus manos. De repente se contuvo. Me hizo esperar. Yo temblaba aún más. Gemí. Deslizó la yema de sus dedos entre mis muslos, rodeó suavemente mi cadera. Volvía a acercarse lentamente para que yo me abriera para su magnífico pene, ciega y cierta a entregarme a su placer. Entonces volvió a separarse de mi cuerpo y esta vez ordenó entre susurros:

- Ven, acércate como si quisieras eternizar mi deseo

No hay comentarios: