Los cuentos del destino 13

De pequeña me encantaba imaginarme que me encontraba con el pajarillo, me montaba en él y daba vueltas y más vueltas entre las bolas doradas. Me gustaba imaginarme que le preguntaba cómo se podía volar después de haber pasado tanto miedo. El Mago-malabarista le había ayudado, ¿pero cómo exactamente? ¿Cómo nos cargamos de esa energía inocente que nos lleva hacia el bosque?  En cada uno de nosotros se verifican los dos impulsos: el del pajarillo y el del Mago-malabarista. ¿En qué parte de ti hay un pajarillo? ¿Y en qué parte está el Mago? Sólo podrás saberlo si haces el ejercicio de las escaleras.

Cuando necesites transformar una situación, conectarte con tu propia seguridad para impulsarte como el pajarillo, ve a encontrarte con el Mago, será uno de tus mejores maestros.

Para que el Mago actúe, antes tiene que darse una situación en la que le necesitemos. Puede que llegues al trabajo y después de echar una mirada de inspección notes enseguida una enorme sensación de rutina e incluso de aburrimiento. Un Mago estaría encantado porque éste y no otro es el ambiente que necesita. Es muy diferente, por ejemplo, del Ermitaño que es un tipo de actitud que nos conduce a la reflexión y a la contemplación. Un Mago no contempla, no. El Mago observa, sonríe travieso y hace un pequeño truco, es decir, una pequeña transformación que le llevará a tener una nueva perspectiva del todo y a partir de allí, de esa nueva visión, hará algo que sorprenderá a los demás. No esperes, si estás en una fase Mago, que los demás te sonrían como niños felices. Puede que alguien te sonría, quizás alguien mencione que estás chiflado, alguien levantará una ceja... en fin, hay tantas posibilidades como personas, puede que incluso encuentres un nuevo compañero de juegos y travesuras.

El Mago es el Rey de la creatividad y de la puesta en práctica de dicha creatividad. Observa su mesa, es uno de sus reinos. ¿Lo mismo puedes decir de tu mesa de trabajo, de tu cocina o de tu estudio, allí donde esté tu espacio personal de trabajo? ¿Cómo puedes ampliar ese espacio? ¿Y cómo puedes modificarlo?

El Mago es quien ante un espacio más bien desierto consigue articular sorpresas. Él no necesita ni grandes gastos ni artículos de lujo, sino que a partir de lo más simple consigue crear sinfonías. Es como si te pusieras a crear música golpeando apenas tus dedos sobre diferentes superficies, combinando uno o dos ritmos. No necesitas instrumentos de percusión sofisticados sino un par de cacerolas, algún vaso, un trozo de mesa, alguna cajita de cerillas. Puedes incluir ruidos con tu boca, tus pies. ¿Hace cuánto tiempo que no juegas de esta manera? ¿Y cómo pretendes que tu creatividad venga a auxiliarte si no le das una puerta de entrada? Hay tantas puertas como personas. Quizás tú seas más pictórico que musical, hacer ruidos de percusión es tan antiguo como el hombre. La música y la danza han sido nuestras primeras maneras de expresarnos como seres humanos, quizás porque es muy sencillo, no necesitamos otros instrumentos, ni pinturas ni gastos de ningún tipo. Ya tenemos nuestro cuerpo y cuanto nos rodea y podemos usarlo para expresarnos creativamente.

 

No hay comentarios: