El gran atlas de las hadas -I

Hadas del mundo

Si pudiéramos ver la Tierra desde la Luna, veríamos muchos puntitos brillantes. No son estrellas, porque no brillan solamente de noche sino también de día. Además son de muchos colores. Es un gran secreto que muy pocos saben y aún menos cuentan. Los astronautas lo han visto muchas veces. Algunos niños pueden saberlo si tienen la suerte de encontrar este cuento.

Esos puntitos brillantes prueban que la Tierra está rodeada de hadas. Hadas por el norte y por el sur, hadas en los mares, los desiertos y los valles; hadas en todos los continentes y lugares. Son de muchos tipos, tantos que no se pueden contar ni con los dedos de las manos, ni con los dedos de los pies ni con los pies de los ciempiés ni con todos los números del universo. Las hadas son infinitas.

Nacieron con la primera risa del primer bebé del mundo, de cada gorgorito nació un hada. Aunque hay un muy grave peligro: cada vez que un niño dice que las hadas no existen, antes de que acabe la frase, un hada desaparece. Por eso es tan importante el secreto y el misterio. Sólo pueden saber de las hadas aquellos niños en los que se puede confiar secreto. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. Porque las hadas han de ser protegidas para que no desaparezcan de la faz de la tierra y del cielo. Y sólo pueden conocer su existencia los niños que pueden leer este libro en voz baja. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. Porque a la hadas les asustan los gritos, porque les gusta la música de las campanas y de los suspiros.

El secreto de las hadas encierra muchos otros, unos dentro de otros dentro de otros y dentro de otros… tantos que no se pueden contar ni con los dedos de las manos ni con los dedos de los pies, ni de los ciempiés ni de todos los niños del mundo. Y aunque sean tantos, basta que un niño diga que no cree en ellas para que desaparezcan sin más en un segundo muchas con todos sus millones de secretos.

Si lees este libro en voz baja, hay algunas cosas que puedes saber. Hay hadas de cuatro tipos: de agua, de tierra, de aire y de fuego. A cada tipo de hada le atrae un elemento. Es como los niños que prefieren un helado de chocolate o de fresa, te gusta y punto. Pues a algunas les gusta más el agua y a otras el fuego; a otras la tierra y a otras el aire y el viento.
Las hadas cuidan las cosas mágicas, todas y cada una de ellas, desde los seres mágicos hasta las varitas mágicas, los magos y las brujas buenas, todas las plantas, flores, animales y piedras, las casualidades y cada momento de felicidad, por más pequeño que sea y todos los niños que creen en ellas.

Si te encuentras con un hada, aunque no te des cuenta, muévete despacio, tan despacio como un gato, respira como un árbol y mira como las flores, siempre contentas. Si lloras porque estás triste o te han hecho daño, deja caer tus lágrimas con cuidado porque incluso allí hay hadas, pueden haber bebés hadas del agua que duermen dentro de cada lágrima.

Las hadas no tienen miedo y eso las lleva a correr muchas aventuras, tantas que no se pueden contar ni con los dedos de las manos ni con los dedos de los pies ni con los pies de los ciempiés ni con todos los pies de todos los bebés del universo.

Para conocer bien a todas las hadas del mundo, lo primero es leer este libro y luego cerrar los ojos para verlas mejor porque ellas se muestran muy despacito y empiezan por tu corazón de niño.

1 comentario:

Marta Sarmiento dijo...

Hola Jimena, mi nombre es Marta y soy ilustradora de hadas. Me ha gustado mucho esta entrada del "gran atlas de las hadas". Es muy bonito pensar que el planeta está lleno de estos seres, ya que es una pena ver como los niños crecen cada vez más deprisa y dejan de creer demasiado pronto.

Por mi parte intento poner mi granito de arena, dibujándolas. Si te apetece pásate por mi web: www.martash.com o por mi blog: martash.tresw.com

Besos!