El gran atlas de las hadas II

Las hadas de Europa

En Europa viven las hadas mamás porque es donde hay más castillos en los bosques. ¿Y qué tiene que ver esto? Es que a las hadas les gusta que sus bebés nazcan en los castillos como los príncipes y las princesas de los cuentos.

Si un bebé hada nace al mismo tiempo, exactamente en el mismo segundo, que un bebé humano en cualquier parte del mundo, ambos son especialmente afortunados y se les nota porque son bebés que ríen mucho. Un bebé hada puede reír días y días sin parar. Su risa es muy contagiosa. Cuando el bebé ríe,  ríen las mamás hadas y todas las hadas, los bosques se ríen también y la brisa aparece para hacer cosquillas allí por donde pase, unas cosquillitas muy suaves. Esos días los humanos sonríen más y los niños sienten cosquillitas en la barriga. Las flores perfuman más. Y en los lagos de los jardines de las hadas, los cisnes bailan sobre el agua que canta con gorgoritos. También se nota en las nubes que se vuelven más rellenitas y dibujan formas secretas que sólo los niños pueden entender.

Las cigüeñas y las gaviotas son las encargadas de acunar a los bebés de las hadas. Las gaviotas les cambian los pañales. Los delfines y las cigarras son los encargados de darles el baño, ellos los sumergen en el agua mientras ellas cantan. Las mamás hada necesitan mucho tiempo para darles de comer y jugar con ellos y por eso no se ocupan de estas tareas cotidianas. Las mamás hada se dedican a buscar la miel de las violetas más tímidas que cada vez es más difícil de encontrar porque los bosques son cada vez más pequeños. El resto del tiempo se ocupan de abrazar, mimar y jugar con los bebés.

Cuando un bebé de un hada pronuncia su primera palabra, las mamás se la comunican entre susurros a las hadas mensajeras que recorren grandes distancias para comunicarlo a la Gran Hada Madre Mariola en su cueva encantada. Ella está siempre esperando un nuevo nombre. Cuando lo escucha por primavera vez también siente su música en su corazón y lo canta. Entonces las hadas mensajeras se dirigen a las más altas montañas del continente desde Ben Nevis hasta  las cúspides de las Montañas Sharr y las Montañas Altai pasando por  el Monte Blanco, el Grossglockner, el Monte Olimpo, y el Monte Ida. Allí las esperan las hadas de las nieves que tienen voces de cristal y desde allí cantan los nombres de los bebés al viento y al mundo. La melodía hace que la nieve y la lluvia tengan un sabor más dulce, los ríos son felices y las plantas que reciben sus aguas tienen poderes mágicos y muy misteriosos. Estas aguas son fundamentales para las violetas que beben de ellas y así producen la miel más sabrosa que recogen las mamás hadas para dar de comer a sus bebés.

 

Secreto del viento

Cuando dan ganas de reír sin sentido es porque hay un hada mamá con un bebé recién nacido muy cerca.

 

Secreto del mar

Las hadas embarazadas duermen en las rosas que crecen en los bosques cerca de los castillos y se dejan ver en las mañanas brillantes de rocío.

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