Los cuentos del destino 3

Esto, todo cuanto te he contado hasta ahora puede parecer que no tiene ninguna importancia. Es capital que tú que estás leyendo aceptes sin más que estás a punto de leer la mayor ficción de todos los tiempos, la que nunca muere y que vive en todos nosotros desde el primer día de nuestra creación. Ha sido reconocida a lo largo y ancho de muchos, muchos siglos.

¿Crees que tú también puedes reconocerla? ¿Y cómo se reconoce algo? La respuesta es muy simple y no está en este libro, en ningún libro, porque no se escribe. Es la vida la que te la hará escuchar hasta que la reconozcas. Es tan simple que no puede ser descrito. Es aquel momento en el cual la carne se te pone de gallina porque acabas de saber algo que es verdad absoluta. Puedes negarlo de mil maneras con otros tantos miles de razonamientos, sólo pierdes el tiempo y a ti mismo. Se trata de la aventura más primigenia, de lo que se cuenta sobre dicha hazaña. Sólo una parte puede ser relatada puesto que es una historia que vibra en el aliento de los dioses, resuena en la música de los planetas cuyo eco vibra también, nunca descansa. Está en perpetuo movimiento dentro de nosotros, en el interior de cada uno de nosotros cada vez que miramos las estrellas.

Pero volvamos a aquel abrazo y a la primera fábula que me susurrara mi abuela al oído. Para escucharla hace falta silencio, es esencial. Ponte cómodo, cómoda. Tómate tu tiempo. Estás a punto de leer una bella historia. Escúchala con tu respiración, con tu mirar, con sosiego. Porque los ecos suaves del tiempo sólo se sienten entre el espacio de los suspiros, que dicen que es aliento de los ángeles en la tierra.

Así empezó todo. La primera historia sobre el camino del héroe. Héroes somos todos, por eso necesitamos sus historias y conocer sus aventuras. No nos cansamos de prestarles atención, nos reconocemos en cierta medida en todas y cada una de las historias. El tarot es el más fiel depositario de esta antiquísima tradición.

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