Cuentos del destino 1




Al final la editorial no lo ha sacado en el 2008, parece que saldrá en el segundo trimestre del 2009. La editorial es Obelisco. Tampoco han aceptado mi propuesta de cubierta y estoy a la espera de que me manden la suya (ya la enseñaré). Esta es una editorial que aporta poco y nada. Me extraña porque tiene un cierto prestigio, publica buen material. La realidad es que el diálogo con ellos es nulo o prácticamente nulo.
En el 2008 han habido una serie de retrasos e inconvenientes en diferentes y variadas parcelas de mi vida. Fue un año difícil.

Y mi intención ahora es ir publicando trozos de este libro aquí. Y espero que me ayudéis con vuestras opiniones. :-) ¡Ahí va! Que lo disfrutéis, que os aporte consuelo y que genere muchos pensamientos :-) ¡Gracias!

Antes
Quisiera que mis primeras líneas estuvieran dedicadas a una confesión. Todo cuanto relato puede parecer inverosímil, a veces hasta yo misma tengo ciertas reticencias al respecto. Lo que es cierto y lo que no lo es conviven estrechamente. La frontera es apenas perceptible, créeme. Hay una delgada línea que atravesamos como sonámbulos, unas veces y como equilibristas, otras. No se trata de caer en el abismo de la falsedad; tampoco en el de la verdad. Más allá de los abismos y de las delgadas líneas, yo apenas te contaré historias. Entramos en un territorio reservado a la imaginación con toda su verdad y toda su falsedad. Todo depende de qué consideremos.

Es un universo que no admite juicios tal como muchos lo entienden en el día a día. El renacentista Dante imaginó esta región como un bosque; Lewis Carrol, el creador de Alicia en el País de las Maravillas, como un largo túnel; Michael Ende nos habló de Fantasía. A pesar de las diferencias, los autores coinciden en la profundidad de este espacio y en todos los casos (con la gran diferencia de siglos que separan tan reconocidas propuestas literarias) la experiencia nos conduce a un territorio mágico. Una zona en la que las leyes del día a día, de nuestra realidad cotidiana, no nos sirven para nada y de ahí que muchas veces numerosas personas duden y teman ante este vasto territorio. Creen que sin los referentes de la realidad, sin las normas y sin lo que conocen, este espacio desconocido se volverá su enemigo. La única exigencia es mantener los ojos bien abiertos.

La verdad es que estas historias que a continuación comparto contigo han habitado en mi familia por cientos de años. Son historias tan antiguas que nadie sabe datarlas con precisión. Son un entramado de creencias, de recetas, de fórmulas y cómo no, de historias. Lo único que sabemos es que han sido transmitidas de generación en generación, de abuelas a nietas. Ahora es mi madre quien se las cuenta a mis hijas y algún día, tal vez, yo se las contaré a mis nietos. Nada hay de cierto en el continuo fluir de la vida, no sé qué sucederá, sólo sé que es una de las tradiciones familiares con la que me gustaría llenar los baúles de recuerdos de las generaciones futuras de mi familia.

Cuando nací, mi abuela me tomó entre sus brazos y cuidó de mí durante mis primeros días tal como ordenaba nuestra tradición. Ya entonces entre arrullos y nanas mi abuela me contaría la primera historia. Yo era la primera nieta de la familia, la esperada para continuar con la tradición. Tal como rezaba en los códigos antiguos la primera nieta de cada generación sería la continuadora. ¿De qué? ¿Qué se supone que habría de guardar, velar y llevar adelante? Porque aún no lo he contado, me perdonarás el despiste, querido lector, a nosotras nos pasa a menudo. Será por tener la cabeza en las nubes o, mejor dicho, en la luna.

Empecemos entonces por algún principio. Nací una madrugada de luna llena, muy tópico, muy típico también. Sin lugar a dudas, siendo la primera nieta de una familia de brujas el hecho de que la luna aquella noche fuera llena y que las estrellas brillaran, especialmente la más cercana, era un augurio extraordinario. Lo asombroso se confirmaba teniendo en cuenta que había nacido antes de tiempo y que me hubieran tocado otra luna y otras estrellas. Eso es lo que se dice en la familia. La profecía se cumplía. Todas las mujeres del clan vigilarían muy de cerca que se verificara el resto de lo anunciado durante los siguientes años. Perdóname que relate todo esto de una manera tan llana, pero comprenderás que para mí es absolutamente natural. No podría explicar de otra manera lo que a veces a otras personas ajenas a este mundo resulta poco creíble o simplemente quimérico.

De acuerdo, hablemos entonces de quimeras, de sueños, de invenciones, de lo desconocido y la fantasía. Nosotras velamos por el mundo de los sueños mientras una gran parte del mundo está despierto, o al menos, eso cree... Aquí contaré historias, la parte que sí puedo desvelar públicamente, lo que me relatara la abuela María durante mis primeros 23 años de vida. Cada año un relato se iba sumando al anterior. Tenía todo un entero periodo de 12 meses para entenderlo, para dedicarle toda mi atención. Un año y un cuento, al siguiente este mismo con otro nuevo y así sucesivamente.

Para nosotras entender no implica racionalizar y analizar. Por si no quedara suficientemente claro, lo repetiré: entender no implica racionalizar y analizar. Racionalizar y analizar lógicamente es un pequeñísima parte de la comprensión. Comprender es aprehender, como lo defendemos en nuestra familia. Comprender es respirar con lo que aprendemos. Comprender es respirar con lo que aprendemos. No hace falta hacer uso exclusivo de la razón. Veneramos más a los poetas que a los científicos, quizás así no desarrollamos menos técnicamente y más humanamente, al fin y al cabo la vida es más humana que tecnológica, y está evidentemente conducida por humanos.


A veces un cuento nuevo se entiende en relación a otros antiguos, por eso mismo los relatos se iban sucediendo como un ciclo: uno después del otro para volver a empezar desde el primero otra vez. Veintitrés cuentos, la prioridad la tenía siempre el más reciente. Si durante los dichos doce meses no lograba incorporar el cuento del año a mi ser, tendría que esperar hasta que el ciclo se acabara para volver a cada uno de los cuentos año por año, así a lo largo de mi vida. No se aprende de una vez. Estarás de acuerdo conmigo en que a veces es necesario repetir una experiencia para comprenderla. La tarea puede llevarnos toda una vida.

Hubo cuentos más difíciles de entender que otros; algunos me han llevado mucho más tiempo; otros, aún intento descifrarlos. Son historias para entender con el corazón y éste no obedece al tiempo que los humanos solemos manejar. Son historias para leer con los ojos cerrados o mejor aún, apenas entreabiertos. Son narraciones para entender no con la razón sino con la imaginación. Ese poder, el de la imaginación, está al alcance de todos, no es necesario ser ni protagonista de una profecía, ni pertenecer a una familia de magos ancestrales, ni nada por el estilo. La imaginación es algo que todos poseemos. Es deber de los Guardianes de los Sueños, de las Señoras de la Luna y de las Sacerdotisas de la Plata recordarlo a todos y a cada uno de los humanos.

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