La abuela y las niñas se quedaron solas en la vieja casona familiar y no volvieron a saber del abuelo hasta quince años más tarde a través de una carta. El Mago de un pequeño pueblo en la selva amazónica escribió para referirle la muerte de nuestro abuelo.
Nunca había llegado al desierto puesto que el representante de las Picas Negras había engañado a sus compañeros. El abuelo no se atrevió a volver para no deshonrar la tarea y se retiró a un pueblo perdido en la selva. Él que era un Gran Mago se puso al servicio del Mago del poblado y hasta el momento de su muerte no le desveló su gran secreto. Hizo el bien y fue amado por cada uno de los habitantes de aquella pequeña población y por los de la toda la región que guardaron siete días de luto y su nombre en su memoria.
Las líneas Esmeralda Verde y Picas Negras se separaron completamente y nunca volvieron a mencionarse la una en la casa de la otra. No hasta que se descubrió que el futuro esposo de mi madre (mi padre) estaba emparentado con las Picas Negras.
Por suerte la historia del Emperador era bien distinta.
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