Preguntando XIX

Así que nuestros sueños habitan en lo más profundos de las aguas y no de cualquiera sino del mar, en el fondo del mar, no en un lago donde estarían encerrados y de allí podemos recuperarlos. Sólo mediante el diálogo simbólico recuperaremos una parte de nuestro ser del olvido.
A este propósito me gustaría citar las palabras de Clarissa Pinkola Estés, terapeuta junguiana que ha trabajado exhaustivamente el terreno de lo simbólico, y que se encuentran en su libro Mujeres que corren con lobos:

“¿Cómo se evoca el alma? Hay muchas maneras: por medio de la meditación o con los ritmos de la carrera, el tambor, el canto, la escritura, la composición musical, las visiones hermosas, la plegaria, la contemplación, el rito y los rituales, el silencio, el lenguaje simbólico en definitiva e incluso los estados de ánimo y las ideas que nos fascinan. Todas estas cosas son llamadas psíquicas y hacen salir al alma de su morada.”

Es imposible recuperarlo todo, como vivirlo o ser consientes de la eternidad. No para los mortales. No debemos preocuparnos de correr el riesgo de volver al tiempo en el que los mortales sólo vivían de día y perdían sus recuerdos. Así mismo no nos ha de quitar el sueño la posibilidad de ahogarnos en la oscuridad. Sólo sabemos que ahora los humanos estamos hechos de vigilia y sueño así como de todos los espacios y tiempos entre ambos.

Podemos dar la bienvenida al mundo de los sueños para recuperarnos desde cuanto hemos querido vivir y que se nos ha olvidado. El Tarot es una brújula de presición, nos orienta en los viajes hacia otras orillas para que no nos perdamos en el ancho, profundo y oscuro fondo del mar.

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