Los cuentos del destino 22

El olor a tierra es algo que me encanta. No es raro, el poder de las brujas está muy relacionado con la Tierra porque es ella quien nos da ese poder. Puedes sentirlo cuando te vas a un bosque y  pisas la tierra con los pies desnudos. Vas a bosque, te adentras en él, te descalzas, te apoyas sobre el suelo y suspiras. Luego, comienza a respirar. Concéntrate en tus pies, como si el aire entrara desde la tierra, hinchara los pies como si de pulmones se tratara. En esos momentos se siente la energía de la tierra. No se trata de una locura mística, ni de algo imaginario. La energía de la tierra es algo más que probado. Simplemente se trata de sentirla, es maravilloso.

Imagínate Tierra. Mira el mundo desde allí. ¿Qué ves? ¿Cómo se ve todo? ¿Cómo ve la Tierra el nacimiento de una plantita, el despuntar de una hierbecilla? ¿Cómo se siente la Tierra en primavera cuando todo nace? Ve hacia atrás en el tiempo hasta tu nacimiento. Imagínalo. Imagínalo y enamórate de aquel momento. Fíjate en aquel segundo. Eres tú, el Cielo y la Tierra. La Tierra estaba enamoradísima. Y el Cielo también. En aquel exacto segundo en que todo esto y más, mucho, mucho más, más contemplaban como nacías otra vez.

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