Diapositivas: Morado

I

Morado

 

Aquí sentada frente al mar, inerte frente al ir y venir de las olas.

Es un mar tranquilo de cuna y madre.

Entre las olas y yo,

un trozo rectangular de arena brillante,

un trozo de cielo refulgente

y decenas de pequeños pájaros blancos y verdes que cruzan de oeste a este.

Yo estoy sentada en una silla que me pertenece.

Es de hierros oxidados que envuelven mi tórax desnudo como un corsé.

Por lo demás

 llevo el pelo largo y suelto,

una falda roja

que descansa sobre mí

como yo sobre mi trono y mis pies sobre la arena arden.

Detrás de mí, la legión de mis antepasados grises y silenciosos,

testigos.

Los ojos me queman.

Los pájaros vuelven a cruzarse,

 pero sólo alcanzo a ver sus sombras moradas sobre la arena

Amarilla, amarilla.

Cierro los ojos para descansar

Y sentir el calor del sol sobre mi lado derecho.

Por el izquierdo, un persistente viento frío,

 la piel de gallina.

La arena dibuja espirales reverberantes con el que me golpean látigos.

 

 

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