Los cuentos del destino 24

Otro gran papel que está reservado a La Emperatriz es la mediación en los asuntos domésticos porque ella es una gran diplomática por excelencia, tal vez precisamente porque sabe reírse de lo serio y se toma con seriedad la risa. Aprovecha esta energía para mediar contigo y con esa parte tuya que siempre está en desacuerdo. Es ahora el momento de cuidar, nutrir y mimar cada una de tus zonas, de tus personalidades. La parte más enfadada de ti mismo encontrará comprensión con La Emperatriz y se relajará. Preséntale estas zonas tuyas, nada has de temer porque ella sabrá perfectamente cómo hacer que todos se sientan como en casa y a su aire.  ¿Por qué no lo pruebas?

Es ahora el momento para entregarse a proyectos, puede que te encuentres lleno de ideas o lleno de una idea. La Emperatriz se hace notar de esta manera, con este entusiasmo. La necesitas especialmente si estás pasando por una época en la que mucho o todo te parece  que va mal. Si ves primero lo negativo en las personas que conoces, necesitas el auxilio de La Emperatriz. Si acaso también ves siempre primero el aspecto negativo de lo que haces (olvidándote sin querer de las vertientes positivas), te aliviará encontrarte con la gran dama de esta carta. Esta gran dama no está fuera de ti, como todos los arcanos está dentro de nosotros, es uno de nuestros aspectos. 

La Emperatriz puede manifestarse de manera muy amorosa o muy castradora, no tiene términos medios. Puede que te emborraches con proyectos y no los acabes materializando o te canses a medias; puede que no des rienda a ningún proyecto, porque nunca te parece lo suficientemente válido. Podemos construir y podemos destruir con la misma facilidad. Si te observas tendrás más posibilidades de saber de qué lado inclinar la balanza para que se equilibre. ¿Por qué no lo pruebas?

Quizás no tengas fuerzas en este mismo momento para salir a divertirte o preparar una comida para tus amigos o ni tan siquiera para cuidar de tu imagen personal. Entonces yo te pediría que te compraras flores, un ramo pequeño y que te guste. Ponlo en un recipiente con agua, mima los tallos de las flores, concéntrate en su colocación y detente en el placer de simplemente gozar de estas flores. Puede ser incluso una flor, una única. Pero sean muchas o pocas, dedícales al menos una hora. Míralas, tócalas, huélelas... de cerca... de lejos... ¿Por qué no lo pruebas?

Puede que la situación no cambie, puede también que este respiro dentro del jardín de la Emperatriz te sirva para poder sentir el perfume de las flores, que a pesar de todo, sigue existiendo. Podemos permitirnos un paseo por el jardín de la Emperatriz para recordarnos a nosotros mismos que los jardines existen, que las flores florecen. Pero... ¡ojo! El jardín de la Emperatriz necesita un Emperador, tal como podrás comprobar en el siguiente  cuento.

No hay comentarios: