III Y más preguntas enredadas a respuestas

Si el ser humano ha sido capaz de crear figuras como las hadas u otros personajes similares en diferentes culturas a lo largo y ancho de los siglos, rindámonos a la evidencia. De alguna manera necesitamos el componente mágico, lo simbólico, que al fin y al cabo no ha dejado de acompañarnos desde el que el hombre es hombre. Los personajes pueden ser dioses, semidioses, hadas, nereidas, gnomos, luces o platillos voladores. Podemos creer o no creer en ellos, pero no podemos negar su importancia sea como seres creados por el hombre para llenar sus horas de ocio o de vacío, sea como parte de algo que está en un más allá, un más allá de nosotros como seres racionales, conscientes y pensantes o como una realidad con sus propias características (se trate de una realidad que podamos considerar externa o puramente interna). Todo esto me hace recordar en estos momentos una de las tantas citas que tengo atesoradas de Carl Gustav Jung:

 

Sólo la vida simbólica puede expresar  la necesidad del alma, la necesidad diaria del alma.”

 

Las maneras de relacionarse con lo mágico, lo irracional, lo simbólico son muchas ya que como veníamos diciendo, todas las sociedades han sentido esta necesidad. Aquí te propongo un acercamiento desde el Tarot, uno de los puentes más antiguos que se conocen para llegar y visitar el más allá de nosotros. ¿Por qué? Porque puede que las cosas no sean como creemos que son, puede que nuestras creencias a veces no nos den muchas opciones y necesitemos dar una vuelta por otro camino para verlas desde más ópticas. Puede que no haya ni razones ni respuestas de peso, pero puede haber muchos ángulos desde los que establecer diferentes miradas y conexiones con la realidad. Puede también que necesitemos volver a la fuente espiritual occidental tan cercana a nosotros y a nuestro espíritu como otras tradiciones orientales. El Tarot nos habla mediante un lenguaje simbólico que nos es propio.

 

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