Escribir I

Es una voluntad por sí misma que no admite intermediarios más que para materializarse. Ocurre desde dentro, desde dentro del Universo. El movimiento puede pasar muchas veces desapercibido. En efecto, es apenas perceptible. Tiene la misma fuerza de un paso adelante. Me pongo de pie. Espero. Espero… nada. Porque si hay determinación, se esconderá. Es un tímido movimiento. Tiene la misma fuerza de los tímidos. De los débiles. Es una fuerza casi imperceptible, insisto. La misma de las montañas. Es una fuerza que respira silenciosamente la eternidad. Yo sigo de pie.
Concluyamos entonces que estoy de pie y respiro. Todo mi peso descansa sobre la tierra. Todo mi cuerpo. Mis pestañas y mis muslos se apoyan sobre la tierra. Entonces soy un árbol y un monolito. Soy un hierbajo, un grano de trigo. Soy un pez y un toro obstinado. Este movimiento es tendencioso, testarudo. Tímido, ¿ya lo he dicho? Mientras me trueco en formas, el ritmo se instala inquieto en alguna parte de mí. Y entonces escribo.

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