Tropezar con la misma piedra

Hoy tengo esa extraña sensación de estar repitiendo sucesos. Lo mismo una y otra vez. Pero vamos a ver… tonta no soy, ¿será una cuestión de inocencia? ¿Tengo que aprender a no confiar? Porque si hubiera desconfiado más… quizás las cosas serían diferentes ahora. No me gusta el azar, no soy de las que ganan rifas o premios de la lotería. Soy de las personas que tienen que esforzarse mucho por alcanzar un objetivo. Conozco gente con suerte. Buscan un piso, dan al poco con él. Buscan trabajo, no les hace falta pasar por más las entrevistas habituales. Necesitan un vestido barato para una determinada ocasión, aparece la oferta enfrente de sus narices. A este tipo de gente los problemas les vienen con la solución incorporada. A mí, no. Y por eso lucho, lucho mucho. Así que la Fortuna es mi diosa esquiva y cree que aprenderé más en las situaciones desafortunadas, a las que saco brillo y me quedo con aquello que he aprendido. Pero me gustaría, sobretodo, no pasar por las mismas dificultades imprevistas en más de una ocasión. Cansa.

Los humanos necesitamos dar con las causas. Pero no siempre existen o no siempre son visibles. El caos existe, no todo es orden y linealidad. En el caso de que todo tuviera una causa, cada cambio en la vida, entonces, tiene un origen, una causa, una necesidad y una resolución específica que se aplica en cada caso humano de manera única. Se nos recuerda que podemos elegir. Y también que los cambios, más allá de las características que determinan a cada uno de ellos pueden tener lugar de dos formas: mediante las vueltas de la vida o de la fortuna o bien de manera imprevista como un regalo del alma y de los dioses para que evolucionemos más y alcancemos nuestro ser. Quizás nos asusta demasiado mirar al universo profundo, misterioso, desconocido y oscuro. De nuestra necesidad humana de dar con las causas surge toda la idea del karma, de las vidas pasadas o de cierta racionalidad. No dudo que algunas cosas sí tienen un origen. ¿Pero todo, todo? Habrá que preguntarle a la diosa fortuna... ¿Qué sabemos de ella?

2 comentarios:

Laura Abella dijo...

¡Hola, Jimena! Primero, estoy muy contenta de poder leerte de nuevo online. Lo segundo, creo más en la causalidad creada que otra cosa, que esas decisiones o ese guión lo marquemos con un tiempo de antelación o sea improvisación es algo que dudo, aunque puede convivir. La verdad es que me hago esas mismas preguntas muchas veces...por los mismos motivos del esfuerzo y el cansancio, pero siempre hay un giro positivo por ahí...ha de estar al caer. ¡No te salves!

Jimena Fdez dijo...

Me hace mucha ilusión saber de ti, rateta! Contigo siempre es interesante reflexionar. Personalmente creo en el caos, en lo aleatorio y que no todo depende de nosotros, quizás la mirada y nada más. Y quién sabe, eh?
Besitosssssssssssssssss muchos