Tropezar con la misma piedra y comérsela

Pues sigamos...

Hasta ahora hemos tocado diferentes puntos del mismo tema: tropezar con la misma piedra. Y desde la entrega anterior, hemos empezado a ponernos un poco más prácticos, no solamente tratando el tema sino proponiendo alguna actividad para que todas estas palabras empiecen a tomar sentido. Nada suplanta el hacer, el realizar las cosas. Podemos hablar veinte años sobre algo, pero cuando lo hacemos las consecuencias son mucho más ricas. No es lo mismo sentarse que hablar sobre el sentarse, ¿verdad? Pues a eso vamos. Luego continuaremos charlando...

Así que vamos a hacer nuestra rueda gastronómica para descubrir algunas conexiones. Aquí te propongo un modelo. Tómalo como una pauta y personalízala según tus necesidades. A medida que vayas familiarizándote con estos conceptos y anotando tus conclusiones podrás realizar más modificaciones.

Haz una lista de las personas que han marcado tu vida tanto para bien como para mal. Luego ponte el primero de la lista. Al lado de cada uno vamos a escribir un alimento. Cada persona nos deja o comunica un sabor, una textura, un color. Podemos tener en nuestra vida desde personas calabaza hasta personas azúcar, también están las personas calabaza o las personas pollo o merluza. Todos nos alimentamos de todos, ya lo veremos.

Como veníamos diciendo, primero pon un alimento para ti. Pueden ser dos o tres si te cuesta mucho inclinarte por uno único, lo cual es bastante normal. Luego, al lado de cada persona de tu lista escribe el nombre del alimento que la representa. Una vez que tengas cada persona asociada a un alimento, puedes ir a comprarlos. No es lo mismo si se escribe todo, pues no. Hay que hacerlo para verlo, te lo aseguro. ¡Ah! ¿Cuántas personas escribimos en nuestra lista? Bueno, puedes escribir todas las que quieras. Luego concéntrate en seis, es más fácil hacer este ejercicio con seis nombres de seis personas que han determinado tu vida. Podrás repetirlo luego con otras seis. Pero si quieres hacerlo con muchas, personalmente creo que es más fácil con un total máximo de diez en cada vez.

Vamos a suponer que has vuelto de la compra y que ya tienes todo lo que necesitas. Primero vamos a dibujar una especie de mapa. Dibuja un círculo sobre una hoja de papel. En el centro escribe el nombre del alimento que te representa a ti, bueno, el alimento o los tres que hayas elegido. Marca las doce horas en el círculo. Simplemente se trata de marcar una posición frente a ti. Y siguiendo el orden de las horas que avanzan vas a ir apuntando el nombre de las personas de la lista por orden de aparición en tu vida. Empiezas por las doce y sigues avanzando, como si tu vida hasta este momento se pudiera contener en 24 horas, simbólicas. Cuando ya hayas escrito todos los nombres, anota al lado el alimento que la representa.

Ahora pasamos a trabajar sobre una superficie, aunque lo mejor es el suelo. Imagina una circunferencia como las del mapa que has dibujado en la hoja de papel. Vas a poner en el centro el alimento que te representa a ti y empezando por el lugar que está frente a ti como si fueran las 12 hs y siguiendo la dirección de unas manecillas de un reloj que avanza, vas a ir poniendo los otros alimentos por orden de aparición de las personas tal y como lo has hecho en tu mapa. Lo que estamos haciendo ahora es simbolizar este mapa con los alimentos que hayas comprado. Colócate en el centro con tu alimento en la mano. Ve dando vueltas sobre ti desde la posición de las doce hasta dar con un alimento con el cual encuentras la relación. Sea la que sea. Es un trabajo que es a la vez emocional, racional e intuitivo, así que no todas las respuestas han de atender a la lógica científica.

Las conexiones que encuentres te pertenecen a ti y solamente a ti. Estás en el centro con tu alimento en la mano. Te vas dando la vuelta despacio y mirando los alimentos que están a tu alrededor hasta que de repente interiormente te quieres detener en la manzana, por ejemplo. O la patata o el chorizo o la miel... Ese alimento que ahora tienes enfrente tiene un sabor, una textura, unas propiedades, un recuerdo... ¿Cómo lo unirías al alimento que te representa y que estás sosteniendo entre tus manos? Supongamos que tienes una manzana entre tus manos. Y que te has detenido frente a la miel. Puedes bañar la manzana con la miel, o cubrirla, o mezclarla o cocer la manzana en miel. Simplemente piensa qué puedes hacer, cómo puedes preparar estos dos alimentos. Tal vez prefieras triturar la manzana, hacerla puré y luego añadirle una gotita de miel. Puede que prefieras congelar la manzana triturada y luego cubrirla en miel. Quizás te decidas por cocer la manzana en agua y luego añadirle la miel. Y quizás al final te sepa dulce o poco dulce. Aún no lo sabemos, estamos experimentando y jugando.

Cuando encuentres una relación, ese alimento lo utilizarás para cocinarlo y comerlo junto con el tuyo. La manera en que lo hagas es tuya y te pertenece. No se trata de un concurso de cocina, es un juego en el que asociamos aquello que está fuera, allí en la rueda exterior, con lo nuestro, con el centro de la rueda y descubrimos sus posibles relaciones a modo intuitivo. Todo eso nos dará que pensar y alcanzar una visión integradora.

Otro ejemplo. Pongamos que la persona calabaza y tú que eres calabacín estáis relacionados familiarmente siendo calabaza la madre y tú su vástago. En el plato que cocines tendrán que estar presentes estos ingredientes. Pero si la madre es manzana y tú cebolla, no creas que no han de estar en el mismo plato, que sí, que has de elaborar un platillo con ambos ingredientes. Es precisamente en el realizarlo donde se están profundizando las conexiones entre los dos y donde puedes llegar a más conclusiones que se te escapaban. Si la persona que está representada por ese alimento ya relacionado está viva y cerca, la puedes invitar a degustar ese plato contigo. Si está lejos, te conviene hacer algo que se pueda enviar por correo como unas galletas, unos caramelos y enviarle la mitad, ya que la otra mitad es tuya. Nadie tiene porqué saber cuál es la razón de la comida o el regalo si tú no lo deseas. Si quieres compartirlo puede ser bonito, intenso e íntimo, pero no es necesario. Además, hay personas con las que estamos relacionadas con las que es mejor no verse y eso nos pasa a todos.

Los demás alimentos, los no relacionados, los tendrás que guardar, al menos de momento. Si todo esto te parece complicadísimo, no dejes de hacerlo por ello. Disminuye el tamaño de la rueda y ocúpate de unas tres o seis relaciones a la vez, por ejemplo. Te aseguro que resulta interesante y provechoso. Descubrirás que debajo de lo aparente hay mucho más que aún no se había revelado frente a tus ojos. Integrando así diferentes aspectos, dando luz a nuevas visiones y haciéndonos más completos.

Pero aún hay más, mucho más...

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