Un gato de visita en casa de Luciana

Postal desde el frío

¿Qué cabe en una postal?
un beso, un saludo, un estuve aquí
un cariño comprimido
una esencia de años vividos
¿Cabe el olvido?
¿Caben mil kilómetros
o siete días
con todos sus despertares
sus momentos dispares
de tristezas y placeres
que envuelven a todos los seres?
¿Qué cabe en espacio más reducido
cuando todo se ha ido
y sólo queda el olvido?
Ni nada ni todo
porque el tiempo es un ogro
que devora en un sorbo
Quizás algo pequeño
de la ilusión dueños
de no ser monstruos
de la soledad rudos
fieros y metálicos
fríos y gélidos
En una postal cabe
un grano de nieve
que no derrite
en el país del frío
a mil kilómetros
de lo que otros proclaman 
Alegría
Allí donde la nieve se fundía
en besos y dulces algarabías
Allí donde las cargas
son pesadas y se alzan
entre sonrisas.


Jack Johnson


Jack Johnson from kryz. on Vimeo.

Los cuentos del destino 15

2

Me gustaba dibujar al Mago con sus malabares y todos los instrumentos que yo consideraba necesarios. Siempre estaba el pajarillo presente y asimismo un lápiz. Yo me imaginaba que un mago sin lápiz no podía existir, porque los magos debían dibujar y escribir como les diera la gana. A  los tres años ya podía (desde mi humilde y pequeño punto de vista) dibujar, no tan bien como me gustaría, pero sí que lo hacía.

En cambio, a lo cuatro o cinco años, lo de leer y escribir era muy difícil. ¡Tantas letras! No siempre tenían el mismo sonido y se me olvidaban muchos. El Mago seguramente era el único que podía hacerlo. Cuando lo comenté un día a la hora de la siesta en casa, mis tías y mis abuelas parecían muy felices. Aquello me extrañó, pero también me gustaba que una idea mía fuera tan aplaudida y creara tanta expectación. Recuerdo que mi madre me tomó entre sus brazos y tuvieron que pasar muchos años para que yo entendiera sus palabras, el íntimo significado de aquellas palabras, que eran dulces y amenazadoras:

-          La profecía...

-    ¿Es un cuento? – pregunté yo

-          Es eso y mucho más- contestó mi madre con un beso tranquilizador mientras sonreía cómplice.

Recuerdo esta escena perfectamente y así se ha guardado en mi memoria a lo largo de los años. Más adelante me parecería algo irreductible. Algo que jamás podría transformar, algo que me haría sentirme una suerte de prisionera. Había  en casa un extraño silencio al respecto. La profecía. Se explicaban cuentos, historias de toda índole, las charlas se alargaban mientras los niños nos quedábamos dormidos en los brazos de tías y madres. Todos hablaban hasta por los codos. No sé si en otros hogares se hablaría y conversaría tanto como en la mía, pero allí quien más quien menos era un excelente parlanchín. Sin embargo, en nuestra familia nadie ha seguido la carrera política. No es de extrañar que haya más de un cuentista.

Una bruja es esencialmente curiosa, necesita aprender, saber, buscar, encontrar. Todo lo hace para escuchar, no hay nada más en el universo entero que nos haga más felices: escuchar. Hasta el día que escuchamos la melodía del Universo, aquella que entonan los planetas y las estrellas en su girar por el espacio. En realidad todo nuestro entrenamiento no es más que para escuchar y obrar en consecuencia. Escuchamos a nuestros antepasados, las señales de la vida, escuchamos a muchas personas que nos preguntan una cosa cuando en realidad es otra (porque no saben escucharse), escuchamos lo que nos dicen los mares, los ríos, los árboles, los animales, toda la naturaleza, escuchamos e intentamos escuchar más. Luego igualmente importante y esencial para nuestra supervivencia es callar, porque no suelen creernos. Callar porque pueden tildarnos de locas o callar porque no ha llegado el momento de hablar. La profecía también se guardaba en secreto silencio. Tenía realmente muchas dificultades para aceptar que algo no podía ser desvelado. Entre nosotras sucede lo contrario, en nuestras familias se habla, insisto, hasta por los codos y sin embargo hay misterios ante los que nos rendimos y esperamos que llegue el tiempo en el que como una flor que se abre, brota. Fue entonces cuando la abuela María me contó el siguiente relato.


Los cuentos del destino 14

Vuelvo a recordar este cuento especialmente cuando necesito echar mano de todos mis recursos, cuando lo que hay no es suficiente y  necesito transformar mis trocitos de realidad sin más magia ni truco que los de mi propia imaginación y creatividad. En realidad es como cuando te llega alguien a cenar y en la nevera no hay mucho, pero logras transformarlo en una cena inolvidable, entonces no se trata solamente de voluntad, quizás ni tan siquiera de creatividad sino solamente de amor, el amor hace milagros hasta con la nevera vacía. El que transforma, crea y ama es el mago malabarista que todos llevamos dentro y que nos impulsa en nuestro vuelo, tal como acontece en el cuento anterior.

Otra de las obras del  Mago son las casualidades, en realidad las crea junto al Loco pues toma esa energía y la transforma en acciones con un cierto sentido. Jung, el gran psicólogo que estudió el inconsciente colectivo y dio el primer paso para la psicología humanista, fue precisamente quien nombró por vez primera este tipo de sucesos. Los llamó sincronicidad. Hay muchísimos libros y estudios sobre el tema, suficientemente analizados. En esoterismo se conocen desde antiguo y sabemos que son obra de El Mago que todos llevamos dentro. El mérito de las casualidades es que nos hacen pensar sobre el fluir de la vida, si les prestamos la debida atención. Nos señalan nuestro acaecer y  los temas que buscamos, de los cuales muchas veces queremos escaparnos y que nos asaltan cuando menos nos lo esperamos para llamarnos la atención, principalmente para que les dediquemos un poco de nuestro escaso tiempo buceando dentro del eco que producen en nuestro interior y podamos empezar una vez más nuestra transformación.

Al fin y al cabo la gran pregunta es si podemos ser los magos de nuestro camino y transformarlo. Quizás necesitemos hacer locuras o inspirarnos en ellas, en esa fuerza que nos atrapa, por ejemplo, cuando estamos enamorados. ¿Hasta dónde podemos extender esa fuerza? ¿Hasta cuándo podemos alimentarnos de ella? Los límites a veces son externos y otras, internos. Hay limitaciones que nos ayudan y otras que nos coartan. ¿Hasta qué punto nos condicionan nuestras creencias? ¿Nos limitan nuestra felicidad? ¿Acaso no hacemos en cada momento lo que estamos convencidos que es lo mejor? Pero insisto, ¿en qué medida tenemos el poder de ser los magos de nuestro camino? ¿Podemos en cualquier momento hacer que las alas de la libertad nos conduzcan más allá hacia el  bosque o hacia el  mar, lejos...? ¿Podemos sacarnos palomas de la chistera? ¿En todo caso serán palomas de la libertad.... o quizás cuervos? ¿Dónde está nuestra varita mágica? ¿La tenemos o somos esclavos de un destino? ¿Podemos transformar nuestras vidas? ¿En qué medida? ¿Y qué sucede cuando la limitación no nos viene impuesta desde fuera sino solamente desde dentro?


Para el esoterismo todos somos magos y por lo tanto tenemos la capacidad de transformar, actuar, tomar la iniciativa, impulsar, tomar una tarea y llegar a dominarla. La meta es nuestra propia autorrealización. El Mago siempre corre el riesgo de volverse un charlatán y megalómano, un gran embaucador, un mafioso, un gran mentiroso. O nos realizamos o nos embaucamos a nosotros mismos (y a los demás). No hay vuelta atrás.  Podemos preparar una cena maravillosa con cuatro patatas y un par de hierbas, quizás tengamos algunas sobras que darán el toque de color que nos faltaba a nuestras cuatro patatas. Hay muchas maneras de encontrar a nuestro Mago interior. Puede suceder desde algo tan cotidiano y simple como una comida. Podemos hacer un regalo a un buen amigo sin comprar nada. Podemos hacer cada día un camino diferente desde el trabajo de vuelta a casa. Podemos sentarnos a escribir. Podemos adoptar otros puntos de vista y jugar con ellos para explorar sus variantes y transformarlas en otras actitudes. Abrirnos y preparar algo maravilloso es obra de nuestro Mago interior. La creatividad no tiene fronteras. Creatividad y amor son dos cuestiones claves para que trascendamos nuestro destino. ¿Pero lo son siempre? ¿Cada uno de nosotros está sujeto a un destino? ¿Existe el destino o la fatalidad? ¿Y tú en qué crees, en el destino, en la fatalidad de lo escrito, en una cierta libertad o en la magia, en tu magia?

 

XVIII

Tras las heridas
mendiga  esperanza
lanza un grito 
hilo de su cabeza gacha
mancha su sombra
sus ondas de mar 
aran la sal
al  corazón del mal




C de crisis


Este es otro ejemplo de transformación. Absoluta. George vivía en las calles de París. En la calle, era un vagabundo callejero. Empezó a darse cuenta de que había muchas bolsas de plástico que nadie utilizaba ya. Empezó a hacer cosas con ellas. Y un día Christian Lacroix lo vio, habló con él y quedaron de aceurdo en que utilizarían el trabajo de George en un desfile. Hoy el arte de este magnífico artista está por todo el mundo. 

Cada año se distribuyen más de 500 billones de bolsas de plástico. El reciclaje apenas alcanza el 3% de esa cantidad. Una bolsa de plástico tarda mil años en biodegradarse. ¿Cuestión de matemáticas? 

George explica en la entrevista que le hace Daryl Hannah que las bolsas rojas proceden del carnicero de su madres, unas, y las otras de Marruecos porque hoy en día hay gente de todo el mundo que le manda bolsas. Y cuenta que al principio simplemente le resultó evidente usar bolsas de plástica porque precisamente las veía por todas partes. En la actualidad cree que tiene entre 3000 y 4000 piezas en sus estudio.  En el video se puede observar algunas de sus piezas y colecciones. 

El mail de contacto de este artista es gpricordeau@hotmail.com



XVIII

Damas oscuras sofocadas se suspenden de los alientos fétidos de un algarrobo
Se enroscan en las ramas de rabia y se mecen de sus cabellos podridos
Cuando el extranjero cruza aquellas tierras de bosques de  agudos silbidos
Ellas abren sus ojos ámbar y sus bocas sangrientas y besan
ya no los labios sino el espíritu de los cansados
acosados por una suerte que siempre les será adversa.

C de crisis

¿Qué hace una crisis? Entre otras muchas cosas, nos tira desnudos a lo que creemos que es un vacío. También nos hace cambiar muchos esquemas mentales, tiramos muchas cosas. Algunos dicen que tiramos lo superfluo. Pero esto me parece una visión a veces burguesa de país rico. ¿Qué tendrán de superfluo en algunos lugares del mundo donde viven de crisis en crisis?

Quizás más vale preguntarse: -¿Tengo cosas que me sobran? Luego negociaremos con nosotros mismos la necesidad de ellas hasta que la realidad las vaya recortando.
Lo que sí es irrebatible es que una crisis nos deja con menos y poco. Entonces pueden surgir algunas soluciones. Cuando de la nada se saca algo invocamos nuestro poder de transformación y creatividad. Los resultados pueden ser maravillosos.

Hay creativos que pueden inspirarnos. Yo jamás habría pensado que alguien como Karl Lagerfield podría servirme de inspiración, pero así es. Si no, comprobad las maravillas que este hombre alumbra utilizando papel. Las imágenes están aquí abajo. Yo veo broches, lámparas, decoraciones de cumpleaños, un regalo sorpresa, una manera de dar un regalo, decoraciones para la mesa, servilleteros, objetos hermosos y el placer enorme de hacerlos.

De acuerdo, su papel será el más caro, con toda probabilidad. Pero está en nosotros ver unas hojas de periódico tiradas ya no sólo como papel arrugado, sino como algo más. Y todo gracias a Karl que con sus 70 años nos hace rejuvenecer, porque el espíritu creador es siempre de una frescura y juventud brutalmente arrebatadora.












Los cuentos del destino 13

De pequeña me encantaba imaginarme que me encontraba con el pajarillo, me montaba en él y daba vueltas y más vueltas entre las bolas doradas. Me gustaba imaginarme que le preguntaba cómo se podía volar después de haber pasado tanto miedo. El Mago-malabarista le había ayudado, ¿pero cómo exactamente? ¿Cómo nos cargamos de esa energía inocente que nos lleva hacia el bosque?  En cada uno de nosotros se verifican los dos impulsos: el del pajarillo y el del Mago-malabarista. ¿En qué parte de ti hay un pajarillo? ¿Y en qué parte está el Mago? Sólo podrás saberlo si haces el ejercicio de las escaleras.

Cuando necesites transformar una situación, conectarte con tu propia seguridad para impulsarte como el pajarillo, ve a encontrarte con el Mago, será uno de tus mejores maestros.

Para que el Mago actúe, antes tiene que darse una situación en la que le necesitemos. Puede que llegues al trabajo y después de echar una mirada de inspección notes enseguida una enorme sensación de rutina e incluso de aburrimiento. Un Mago estaría encantado porque éste y no otro es el ambiente que necesita. Es muy diferente, por ejemplo, del Ermitaño que es un tipo de actitud que nos conduce a la reflexión y a la contemplación. Un Mago no contempla, no. El Mago observa, sonríe travieso y hace un pequeño truco, es decir, una pequeña transformación que le llevará a tener una nueva perspectiva del todo y a partir de allí, de esa nueva visión, hará algo que sorprenderá a los demás. No esperes, si estás en una fase Mago, que los demás te sonrían como niños felices. Puede que alguien te sonría, quizás alguien mencione que estás chiflado, alguien levantará una ceja... en fin, hay tantas posibilidades como personas, puede que incluso encuentres un nuevo compañero de juegos y travesuras.

El Mago es el Rey de la creatividad y de la puesta en práctica de dicha creatividad. Observa su mesa, es uno de sus reinos. ¿Lo mismo puedes decir de tu mesa de trabajo, de tu cocina o de tu estudio, allí donde esté tu espacio personal de trabajo? ¿Cómo puedes ampliar ese espacio? ¿Y cómo puedes modificarlo?

El Mago es quien ante un espacio más bien desierto consigue articular sorpresas. Él no necesita ni grandes gastos ni artículos de lujo, sino que a partir de lo más simple consigue crear sinfonías. Es como si te pusieras a crear música golpeando apenas tus dedos sobre diferentes superficies, combinando uno o dos ritmos. No necesitas instrumentos de percusión sofisticados sino un par de cacerolas, algún vaso, un trozo de mesa, alguna cajita de cerillas. Puedes incluir ruidos con tu boca, tus pies. ¿Hace cuánto tiempo que no juegas de esta manera? ¿Y cómo pretendes que tu creatividad venga a auxiliarte si no le das una puerta de entrada? Hay tantas puertas como personas. Quizás tú seas más pictórico que musical, hacer ruidos de percusión es tan antiguo como el hombre. La música y la danza han sido nuestras primeras maneras de expresarnos como seres humanos, quizás porque es muy sencillo, no necesitamos otros instrumentos, ni pinturas ni gastos de ningún tipo. Ya tenemos nuestro cuerpo y cuanto nos rodea y podemos usarlo para expresarnos creativamente.

 

Los cuentos del destino 12


I El Mago

El pajarillo










Cr, Cr, Cr
Del huevecillo asomó primero el pico y luego salió la cabecita mojada. Mamá estaba allí. ¡Qué bien! Se arrulló cerca de su caliente cuerpo. ¡Qué gusto! ¡De allí no se movería nunca!
Empezó a crecer y tenía plumas suaves. Era una delicia sentir el calor del sol y ya no le inquietaba esperar a su mamá cuando ella traía comida.

- Tienes que empezar a volar, le dijo su mamá un día cualquiera.
- ¿Yo? Pero, pero, pero...

Pero de observar a los grandes pájaros le entraron muchísimas, muchísimas ganas, pero nada. Tenía que esforzarse tanto que perdía la concentración y plof.
Plof, plof, plof, plof...
Plim, plam, plim, plam.
¿Eso también eran pájaros? ¿De colores y redondos?

El malabarista ensayaba una de mil veces su número, su nuevo número para la corte. Quedaba un mes aún, tiempo suficiente para detenerse en el bosque a descansar y practicar hasta que los movimientos fueran inconscientes haciendo parecer que las bolas volaban y jugaban entre ellas. Ensayaba sus trucos secretamente , bueno, eso pensaba. Hasta que se dio cuenta de que le observaba un pajarillo. Por sus píos parecía gustarle. ¡Eso era un buen comienzo!
¡Pío, pío! ¡Yo quiero volar así! El malabarista sonreía de satisfacción, sus artilugios volaban mejor que aquel pajarillo.

Los días pasaban, las bolas daban vueltas y más vueltas asombrosas a muchos metros de altura formando cabrioletas inverosímiles. El pajarillo aprovechaba también para practicar cuando estaba solo. Pero no había manera por más que lo deseara con todas sus fuerzas.

- ¡Pío, pío! ¡Cógeme, cógeme para volar!
El malabarista lo entendió en el acto.
- ¡Pío! ¡Qué alegría!
- ¡Uy, qué miedo!
- ¡Píííííííío! ¡Qué divertido! ¡Quiero, quiero, quiero!

El pajarillo reía de gozo en píos descontrolados. El malabarista reía también.
Era muy divertido perseguir las bolas de colores, tanto que el pajarillo no se dio cuenta de que ya volaba más alto que alguna de ellas para luego aterrizar seguro en las manos del malabarista sonriente. No le contó nada a su madre, pensó en darle una sorpresa algún día. De momento aquello era muuuuuy difícil.

A medida que pasaban los días ambos se unieron al punto de sentirse muy orgullosos el uno del otro y de sí mismos. Practicaban juntos cada día concienzuda y descuidadamente. Cada movimiento se repetía una y mil veces. Era contagioso y el pajarillo no se cansaba.
Finalmente malabarista y pajarillo partieron hacia Palacio.

Toda la corte, cada uno de sus miembros, permaneció con la boca y los ojos abiertos sin poder cerrarlos, como platos, ante aquel fabuloso espectáculo nunca antes visto. Imagínate miradas y bocas, brocados y joyas, manos y respiraciones, cada milímetro en expectación rodeados de recias paredes y las más finas tapicerías de un rico reino, velas de llamas suspendidas.
Por más que permanecieron atentísimos no se dieron cuenta del guiño que lanzó el malabarista al pajarillo al final del número.

Los aplausos y los vivas fueron ensordecedores mientras el pájaro se alzaba desde el sombrero del malabarista lanzado por una fuerza inexplicable, dejando que los artilugios llovieran delicadamente en las manos del mago desde lo más alto. El pajarillo parecía danzar entre, sobre, debajo, al lado de cada uno de los instrumentos del mago. Cuando la última bola de color dorado tocó el techo sobre el lomo del pájaro. Éste dio un giro inesperado y continuo a su alrededor, en espirales y volátiles elipsis, se detuvo en el aire un inexistente segundo, sobrevoló y salió por la ventana. Volando, naturalmente, hacia el bosque.

My brightest diamond: If I were a cream


My Brighest Diamond SXSW from Asthmatic Kitty on Vimeo.

XXIV

Se detiene el viento
para que esconda mi garganta
en las arenas de un desierto 
rotos por el tiempo

Billie Holiday: My man

Relóticos: cuentos pequeños para gente grande IV

De parte de San Valentín y otros diablillos


Pequeños pecados cotidianos 

Cuando voy en metro necesito leer algo. Es fundamental. No soporto estar allí en medio de todo el mundo sin saber dónde mirar. Salgo de casa, paso por el kiosco, compro una revista, bajo las escaleras, meto el billete, lo recojo, bajo más escaleras y ya en el andén las fotos de la revista me protegen. Siempre comienzo por las fotos. Llega el metro, entro en el primer vagón, me pongo frente a las puertas, pasan las paradas, acabo mi revista. Las puertas se abren, subo por una escalera mecánica, dos. Al regreso es más o menos lo mismo. No hay dudas.

Hoy he salido un poquito tarde por acabar de pintarme las uñas, no encontraba la laca rojo diamante que combina con mis sandalias. He tenido que subirme al último vagón. Repleto, menos mal que el aire acondicionado funcionaba perfectamente, incluso hacía un poco de frío. Abrí mi revista como buenamente pude. 

Estaba concentrada. Sin darme cuenta empecé a notar la presión que la persona de enfrente provocaba sobre su lomo. Era un imperceptible movimiento de ligera, aunque firme, compresión. Mi revista es de formato pequeño y podía sentir los bordes de las páginas que se movían sobre mis pechos. No creo que la persona de delante se diera cuenta cómo... en fin, que los notara.

Disimuladamente mordí mi labio inferior que saltó cuando pasé página. La tensión fue aumentando siempre lenta. Nuestras respiraciones acompañaban el ritmo de las páginas que se abandonaban. Mis labios se entreabrieron, el aire entraba y salía de mi boca con insistencia, apenas sin ruido. Yo no miraba. Tragaba saliva. Me mojaba los labios. Estábamos al final del vagón. Apoyé bien las caderas sobre la pared metálica. No podía moverme más que unos milímetros. Mis nalgas se contraían contra el acero helado, un escalofrío  recorrió todo mi cuerpo.

 Las yemas de mis dedos se sostenían a las esquinas de la revista, sentía mis brazos tensos, los dedos de los pies agarrándose al suelo, los talones subían por sí solos como contrapeso, mis muslos como un puño. Inspiré sin que se notara. El tirante de mi top se deslizaba, se caía casi en silencio en  una caricia premeditada.

Me habría sentido desnuda si no fuera porque la revista estaba pegada a mis pechos.

Lady marmalade: Baz Luhrman

My brightest diamond: The Robin's Jar

Mis tigres


El gran atlas de las hadas -I

Hadas del mundo

Si pudiéramos ver la Tierra desde la Luna, veríamos muchos puntitos brillantes. No son estrellas, porque no brillan solamente de noche sino también de día. Además son de muchos colores. Es un gran secreto que muy pocos saben y aún menos cuentan. Los astronautas lo han visto muchas veces. Algunos niños pueden saberlo si tienen la suerte de encontrar este cuento.

Esos puntitos brillantes prueban que la Tierra está rodeada de hadas. Hadas por el norte y por el sur, hadas en los mares, los desiertos y los valles; hadas en todos los continentes y lugares. Son de muchos tipos, tantos que no se pueden contar ni con los dedos de las manos, ni con los dedos de los pies ni con los pies de los ciempiés ni con todos los números del universo. Las hadas son infinitas.

Nacieron con la primera risa del primer bebé del mundo, de cada gorgorito nació un hada. Aunque hay un muy grave peligro: cada vez que un niño dice que las hadas no existen, antes de que acabe la frase, un hada desaparece. Por eso es tan importante el secreto y el misterio. Sólo pueden saber de las hadas aquellos niños en los que se puede confiar secreto. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. Porque las hadas han de ser protegidas para que no desaparezcan de la faz de la tierra y del cielo. Y sólo pueden conocer su existencia los niños que pueden leer este libro en voz baja. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. Porque a la hadas les asustan los gritos, porque les gusta la música de las campanas y de los suspiros.

El secreto de las hadas encierra muchos otros, unos dentro de otros dentro de otros y dentro de otros… tantos que no se pueden contar ni con los dedos de las manos ni con los dedos de los pies, ni de los ciempiés ni de todos los niños del mundo. Y aunque sean tantos, basta que un niño diga que no cree en ellas para que desaparezcan sin más en un segundo muchas con todos sus millones de secretos.

Si lees este libro en voz baja, hay algunas cosas que puedes saber. Hay hadas de cuatro tipos: de agua, de tierra, de aire y de fuego. A cada tipo de hada le atrae un elemento. Es como los niños que prefieren un helado de chocolate o de fresa, te gusta y punto. Pues a algunas les gusta más el agua y a otras el fuego; a otras la tierra y a otras el aire y el viento.
Las hadas cuidan las cosas mágicas, todas y cada una de ellas, desde los seres mágicos hasta las varitas mágicas, los magos y las brujas buenas, todas las plantas, flores, animales y piedras, las casualidades y cada momento de felicidad, por más pequeño que sea y todos los niños que creen en ellas.

Si te encuentras con un hada, aunque no te des cuenta, muévete despacio, tan despacio como un gato, respira como un árbol y mira como las flores, siempre contentas. Si lloras porque estás triste o te han hecho daño, deja caer tus lágrimas con cuidado porque incluso allí hay hadas, pueden haber bebés hadas del agua que duermen dentro de cada lágrima.

Las hadas no tienen miedo y eso las lleva a correr muchas aventuras, tantas que no se pueden contar ni con los dedos de las manos ni con los dedos de los pies ni con los pies de los ciempiés ni con todos los pies de todos los bebés del universo.

Para conocer bien a todas las hadas del mundo, lo primero es leer este libro y luego cerrar los ojos para verlas mejor porque ellas se muestran muy despacito y empiezan por tu corazón de niño.

Los cuentos del destino 11

1

Supongo que debido a mi edad (es ahora al recordarlos cuando me doy cuenta de ello) los primeros cuentos tenían por protagonistas muchas veces a animalitos. Es más, supongo que a todas las niñas pequeñas de nuestra familia nos habría pasado lo mismo, generación tras generación. 

Mi preferido era el del Mago, o el del pajarito, como durante muchos años de mi infancia lo llamé. Yo me sentía como aquel pajarillo y me imaginaba en cada una de sus volteretas. Tenía las mismas ganas de volar que él. Fue un cuento que me tuvo hechizada hasta los ocho o nueve años, más o menos. Le pedía a mi abuela que me lo contara y apenas terminaba, le urgía para que volviera a explicármelo. La recuerdo paciente relatándomelo una y otra vez. A partir de los nueve años yo ya quería ser el mago, pero aún debía tener paciencia, insistía la abuela. Hoy en día todavía me gusta rememorarlo en determinadas ocasiones, en las noches de luna llena.

Los Magos siempre me han atraído, tanto los que hacen trucos con sus manos como los que hablan con las estrellas. Suelen ser hombres fascinantes porque siempre te sacan algo de la chistera. La tía Flo se casó con un mago corriente para suerte de todos los niños de la familia, pues en los cumpleaños teníamos el espectáculo garantizado tanto con los magos terrenales como con los celestiales. Como nuestras fiestas de cumpleaños duran varios días, la magia es constante de día y de noche. 

Los días de los cumpleaños sorpresa eran aún mejores. Podía ser que aquel día a la familia le diera por festejar tu cumple aunque no fuera ni el día ni el mes señalado. Tú te ibas al cole o a la guardería por la mañana y a la tarde te encontrabas con la fiesta de tu cumpleaños. Nunca se podían pedir, el espíritu de tu cumpleaños tenía que venir a visitar tu casa, nosotros simplemente lo recibíamos. Simplemente es maravilloso poder celebrar que la gente que quieres nació un día, existe y tenemos la suerte de compartir un trecho de nuestro camino con ellos. Cuando eres pequeño, los días de cumplesorpresa son mágicos.

El gran atlas de las hadas III


Las hadas de Oceanía

En Oceanía viven las hadas abuelas de agua porque es el continente con más agua ¿Y qué tiene que ver esto? Está muy claro, las hadas de agua necesitan mucho mar, mucha lluvia, muchos ríos, muchos lagos y es aquí donde hay más agua que tierra o incluso que viento. Son ellas las que cuentan los secretos de las hadas y son ellas que deciden guardarlos en el viento, cuando tienen prisa o en el mar cuando tienen más tiempo.

Las hadas abuelas tiene el cabello de agua, tan largo, tan largo que sólo las estrellitas de mar en fila de cientos, una detrás de la otra, se lo pueden peinar pues ellas no llegan con sus brazos. Los días que hace viento la cabellera blanca de agua se enreda y se ven olas muy blancas y gigantes.

Estas hadas son muy antiguas, se dice que casi tanto como las hadas de los Polos. Cuando un hada de agua es abuela por primera vez su pelo se vuelve de un blanco casi transparente y empieza a crecer y crecer. Como ya guardan muchos secretos el nacimiento de un bebé es algo que quieren contar a los cuatro vientos y a los siete mares. Entonces se van de paseo por toda Oceanía. 

Allí se sienten como en casa, se sueltan el pelo, bailan con los peces, bailan con los caballitos de mar y las medusas, cantan con las ballenas las nanas para sus nietos, ríen y lloran de alegría y felicidad. Cuando están tristes les encanta llorar y llorar muy despacito para que los mares crezcan. 

Visitan las profundidades del mar para escuchar las arpas de las sirenas que acarician el silencio oscuro del fondo del mar. Sólo ellas pueden escuchar esta melodía.

Estas hadas cuidan de los niños como buenas abuelas. Se enteran de que hay un niño a quien deben ayudar porque todos los peces del mundo les cuentan sobre nosotros, lo que nos pasa y lo que nos hace felices o tristes. Y si un pez no puede observar lo que hacemos pide ayuda a los pájaros que andan cerca y son ellos entonces quienes les cuentan todo a los peces para que ellos puedan referirlo a estas hadas. Entre todos ellos nos cuidan.

Si eres un niño protegido por estas hadas, a ellas les encanta recibir regalos tanto como a las demás. Su regalo preferido son las canciones inventadas por los niños. Si la canción les gusta mucho, pueden viajar millones de quilómetros desde Oceanía hasta donde esté el niño con su canción para guiñarle un ojo. Se nota en seguida. Hay que fijarse en el agua porque cuando un hada abuela guiña un ojo, el agua brilla.

Cuando el largísimo pelo de una abuela hada del agua se enreda con un plástico, con una lata o con basura en la costa, el pelo se vuelve de color rojo porque duele. Cuando un hada de agua chilla y se queja las aguas tiemblan, se levanta un viento huracanado y se oye su gemido como zumbido que silba. Es mejor evitarlo porque es así como empiezan las grandes tormentas peligrosas. No siempre se puede desenredar la larga cabellera fácilmente aunque acudan todas las estrellitas de mar con peines de plata. Entonces los peces espada tienen que venir corriendo para cortarlo un poco y se queda los restos por allí flotando. Como son de color rojo, la gente los llama corales, pero tú y yo sabemos lo que son en realidad.

Secreto del viento
Cuando a un niño le gusta mojarse bajo la lluvia y cantar o tener los pies durante mucho rato en un río, un lago o el mar es que está protegido por estas hadas sin saberlo.

Secreto del mar
A lo niños que tienen miedo del agua es porque no quieren escuchar los secretos de las hadas abuelas. Nadie sabe el porqué. En realidad nada deberían temer pues las abuelas hadas del agua cuidarán de que no le suceda nada malo.

Preguntando XVIII: Los mortales del país del sol (segunda parte)

Continuación y final de "Los mortales del país del sol"

Sucedía a veces que dentro de un pescado se encontrara un recuerdo atrapado en las vísceras del animal. Dichos casos eran tomados muy en serio y se interpretaba como una señal. Aún más en el caso de las gaviotas o pelícanos o cualquier otro animal que se alimentara de peces ya que si uno de esos sueños atrapados alcanzaba el cielo la señala era más poderosa, decían.

Los mortales, ahora, vivían de manera diferente. Y no era porque sus casas, edificios, mercados, templos y parlamentos estuvieran siempre flotando; sino porque eran perfectamente conscientes, sabían, que el fondo de las horas vividas estaba allá en el ancho mar donde el azul empezaba a ser más oscuro.

Los recuerdos siguieron cayendo y el fondo del mar se fue volviendo cada vez más intenso. Los afortunados que han llegado hasta aquel lugar del lejano mar, a lo más profundo, y aquellos que han podido regresar a sus pueblos y ciudades jamás encontraron ya las palabras adecuadas para evocar los recuerdos de los demás mortales. Sólo cantan y cuenta enigmas y bellas historias, que como las sirenas conducen a los mortales hasta sus propios recuerdos y secretos.

Los mortales necesitaban ahora más luz y fue por eso que el sol envió a la Luna para que iluminara el mar y a todos los mortales y para que de esta forma pudieran también recuperar aquellos recuerdos que podían serles útiles para un mañana.

A partir de aquel momento los sueños y los recuerdos estuvieron siempre al alcance de los hombres mortales y estrechamente vinculados al futuro. Desde entonces los mortales alternan su sol y su luna, se dedican a soñar y a olvidar sabiendo que todos los recuerdos se encuentran en el fondo del mar. Allí están y allí resplandecen reflejándose en las estrellas y en las noches de luna llena

Fin

El gran atlas de las hadas II

Las hadas de Europa

En Europa viven las hadas mamás porque es donde hay más castillos en los bosques. ¿Y qué tiene que ver esto? Es que a las hadas les gusta que sus bebés nazcan en los castillos como los príncipes y las princesas de los cuentos.

Si un bebé hada nace al mismo tiempo, exactamente en el mismo segundo, que un bebé humano en cualquier parte del mundo, ambos son especialmente afortunados y se les nota porque son bebés que ríen mucho. Un bebé hada puede reír días y días sin parar. Su risa es muy contagiosa. Cuando el bebé ríe,  ríen las mamás hadas y todas las hadas, los bosques se ríen también y la brisa aparece para hacer cosquillas allí por donde pase, unas cosquillitas muy suaves. Esos días los humanos sonríen más y los niños sienten cosquillitas en la barriga. Las flores perfuman más. Y en los lagos de los jardines de las hadas, los cisnes bailan sobre el agua que canta con gorgoritos. También se nota en las nubes que se vuelven más rellenitas y dibujan formas secretas que sólo los niños pueden entender.

Las cigüeñas y las gaviotas son las encargadas de acunar a los bebés de las hadas. Las gaviotas les cambian los pañales. Los delfines y las cigarras son los encargados de darles el baño, ellos los sumergen en el agua mientras ellas cantan. Las mamás hada necesitan mucho tiempo para darles de comer y jugar con ellos y por eso no se ocupan de estas tareas cotidianas. Las mamás hada se dedican a buscar la miel de las violetas más tímidas que cada vez es más difícil de encontrar porque los bosques son cada vez más pequeños. El resto del tiempo se ocupan de abrazar, mimar y jugar con los bebés.

Cuando un bebé de un hada pronuncia su primera palabra, las mamás se la comunican entre susurros a las hadas mensajeras que recorren grandes distancias para comunicarlo a la Gran Hada Madre Mariola en su cueva encantada. Ella está siempre esperando un nuevo nombre. Cuando lo escucha por primavera vez también siente su música en su corazón y lo canta. Entonces las hadas mensajeras se dirigen a las más altas montañas del continente desde Ben Nevis hasta  las cúspides de las Montañas Sharr y las Montañas Altai pasando por  el Monte Blanco, el Grossglockner, el Monte Olimpo, y el Monte Ida. Allí las esperan las hadas de las nieves que tienen voces de cristal y desde allí cantan los nombres de los bebés al viento y al mundo. La melodía hace que la nieve y la lluvia tengan un sabor más dulce, los ríos son felices y las plantas que reciben sus aguas tienen poderes mágicos y muy misteriosos. Estas aguas son fundamentales para las violetas que beben de ellas y así producen la miel más sabrosa que recogen las mamás hadas para dar de comer a sus bebés.

 

Secreto del viento

Cuando dan ganas de reír sin sentido es porque hay un hada mamá con un bebé recién nacido muy cerca.

 

Secreto del mar

Las hadas embarazadas duermen en las rosas que crecen en los bosques cerca de los castillos y se dejan ver en las mañanas brillantes de rocío.

Grita IV

En su casa se contaba con que estudiara una carrera de provecho. Pero él pensaba en irse por el mundo a viajar un año y luego se pondría a estudiar la carrera. Él lo tenía todo pensado, decía.

Santi era en muchas ocasiones nuestro consejero y lo sigue siendo en cierta manera. Además era el mayor de cuatro hermanos, estaba acostumbrado a cuidar de los demás. Viendo las cosas con perspectiva creo que fue él quien nos reunió a los cuatro, casi como si nos hubiera elegido. Yo vivía en su mismo edificio y más de una vez coincidíamos en el portal. Además su madre y la mía trabajaban en la misma peluquería, con la diferencia de que la suya era la dueña.

 Según mi madre la de Santi tenía un carácter difícil y era un poco sargentona, pero siempre la disculpaba porque se había quedado viuda cuando el cuarto, Jaime, apenas tenía unos meses. El padre de Santi había muerto en un accidente, yo por entonces no me relacionaba mucho con él, más bien nada, creo que la primera vez que lo vi fue por esa época, todos sabíamos en el barrio que se había quedado huérfano y además yo iba a la misma clase que su hermano Rafael, el que le seguía, pero éramos muy pequeños, apenas teníamos cinco años.

 Santi se llamaba como su padre y le ha hecho de padre a sus hermanos Rafael, Juan y Jaime. Una vez me contó que en su casa se había establecido que cada uno a partir de los siete años le tocaba preparar la cena para los demás y que antes de esa edad tenías otros privilegios. Cada tarea estaba escrita en una pizarra que su madre había colocado en la cocina. Estaba dividida a cuadros, las tareas en la fila de arriba y los nombres en una columna a la izquierda, así que cada vez que cumplías con tu tarea ponías una cruz en tu recuadro, era como jugar a los barquitos, me había comentado él mismo. 

Y a los siete se empezaba a preparar la cena una vez a la semana, a los ocho años, dos ya sí sucesivamente. Los turnos se respetaban religiosamente ya medida que los hermanos iban creciendo a él le había quedado más tiempo para otras cosas. Me contó que aún se acordaba muy bien de su primera cena, de la primera vez que le había tocado. Como no tenía ni idea, había preparado unos bocadillos de jamón, queso y atún, porque en su casa siempre había frascos de atún que le mandaba una tía que trabajaba en una fábrica conservera.  

Sí, Santi fue quien tuvo la idea de todo, lo demás fue esperar que la suerte nos acompañara, de eso se encargaba Manoli. Pablo siempre ha sido el rastreador, él lo encuentra todo, es verdad. ¿Necesitas un sofá? Pablo te avisa a los dos días que ha visto uno que no está del todo mal en la calle tal o cual. Normalmente me llama a mí, que con eso de que soy el más pequeño y el más fuerte porque hago artes marciales siempre me toca a mí. Pero no me importa, nos lo pasamos muy bien. Con lo del todo pasó igual. 

continuará...

Preguntando XVII: Los mortales del país del sol (primera parte)

Los mortales del país del Sol

Se cuenta que hace mucho antes que hubiese una vez, había mortales que sólo vivían de día. Se levantaban y acostaban con el sol. Nunca veían las estrellas. Los poetas cantaban al sol. Los locos lunáticos no existían porque nadie había visto la luna ni sabían de su existencia, así como otras criaturas. El sueño que ahora todos conocemos se llamaba siesta y duraba lo que ésta: apenas unos pocos minutos.

Sucedió que debido al cansancio que paulatinamente se fue apoderando de aquellos mortales, éstos que antes lo recordaban todo se dieron cuenta un día que algunos de sus recuerdos se caían y otros se rompían. Se inquietaron mucho porque una cosa era perder un recuerdo entre nubes y otra bien diferente el que se resquebrajara. Una nube podía volver a pasar y si un sueño se había quedado prendado en ella, con la lluvia, tarde o temprano, podía volver a la tierra, las esperanzas no se perdían. Pero los recuerdos rotos... ¡ya no había manera de recuperarlos!

Los mortales de aquel tiempo planearon, entonces, un sistema de recuperación. Fueron convocados todos los artistas que deberían mantenerse siempre alertas para copiar los recuerdos cuando se caían y rompían. Así se evitaría su irremediable pérdida. Pero la tarea era colosal. No había en el Reino de los de mortales solares suficientes artistas para plasmar los recuerdos antes de que se despedazaran. Aquellos mortales no tenían capacidad de previsión y ante cada solución surgía un nuevo problema. Buscaron con ahínco soluciones, encontraron miles. Aunque ninguna lo suficientemente asertiva.

Al fin llegaron a la conclusión de que la única posibilidad era dejar los recuerdos en el agua, si caían allí no se rompían sino que podían flotar o hundirse, no acababan destruidos. Algo perdido en el agua tarde o temprano siempre puede ser recuperado por alguien en algún lugar.

Los mortales comenzaron así a edificar sus casas sobre botes y grandes plataformas flotantes. En el mar y en los lagos mayores estaban las grandes ciudades; en los ríos se encontraban las poblaciones más pequeñas y en los pequeños lagos, los pueblecitos de pocas familias. Los recuerdos ya no caían como cristales hechos añicos sino como lágrimas esmeriladas en las aguas y siguiendo la corriente se unían a otros recuerdos, otras lágrimas en ríos y mares para descansar finalmente al fondo del vasto océano. Desde lejos se distinguía perfectamente aquella zona porque era más oscura.

continuará...

Ana Belén: Lía

Relóticos: cuentos pequeños para gente grande III

Porque un diablillo tentó a San Valentín...
 

En ti yazgo

En la sala el silencio se hizo solemne.

- Una rueda que gira sin que parezca que podamos controlarla. Entonces no hay final. La rueda gira y gira. Mientras, vamos tejiendo nuestra propia historia sin darnos cuenta -continuaba diciéndome él cuando apoyaba mis hombros sobre la ruleta en murmullos.

Aún quedaban unos minutos para que comenzara a lanzar sus cuchillos mientras la rueda girara imparable y yo en ella. A su vez le susurré:

- Lléname de ti para hacerme más hermosa.

Se separó unos pasos, me tomó con su mirada y volvió a acercarse para ceñirme las hebillas.

En los brazos, sobre mis pechos, en la cintura, en mis caderas; en mi sexo, un escondido beso; en mis piernas, su aliento. Acabó y aseguró frente al público la fijeza de cada una de las hebillas de suave cuero. Me miró a los ojos con sus ojos de fundido en negro.
Se colocó en el centro del escenario, de espaldas a mí. Yo sabía sus movimientos de memoria y si se desvanecía alguno, lo auscultaba como un venado inerte. 

Llegaba el primer cuchillo a mi mejilla que ardía. Llegaba el primer cuchillo y el primero de los jadeos, y la hoja de plata fresca en mi cara. Luego me iba moldeando y el metal rozaba mi piel, yo entendía las cuchillas heladas con respiraciones interrumpidas. De pronto sonaron para mí los ecos de los aplausos.

Se acercó. Se puso encima mío. Tomó la ruleta con ambas manos, sentía sus muñecas gélidas sobre las yemas de mis dedos. Estaba tan ceñido a mí que podía percibir su miembro sobre mi sexo. Nada dijo ahora. Rodó la ruleta. El frío glacial de los cuchillos pellizcaba cada milímetro de mi piel. Una vez más los aplausos sordos sonaron.
Volvió a acercarse. Detuvo la ruleta. Estaba tan cerca que podía notar cómo deseaba penetrarme. Abrí los ojos. La sala oscureció. Su mano antártica tomó mi pubis como si le perteneciera. Se encendió un pequeño foco. Él se tapó los ojos. Rodó la rueda. Cada hacha fue infalible. Su voluptuosidad me penetró debajo de mis manos, de mis pies y de mi vulva desnuda.

Wong Kar Wai: 2046

Preguntando XVI

Tarot y predicción

Recuerdo la primera vez que vi la película “Eva al desnudo”. El guión, la interpretación de los actores, todo me encantó. He visto muchas veces esta película. Recuerdo la primera vez que pude visionarla en una gran pantalla, en la de una pequeña sala donde suelen proyectar los grandes clásicos de la historia del cine.

Entonces tuve la sensación de verla por primera vez. Pero no fue hasta que yo misma me topé con una Eve Harrington en mi vida que no comprendí perfectamente la totalidad de la película hasta en sus detalles. MS Harrington, interpretada por Anne Baxter, responde al arquetipo de la mujer arribista, un aspecto oscuro de La Papisa. Cada uno de los demás roles responde a las preguntas de otros arquetipos. Efectivamente, encontramos a La Emperatriz en el personaje de Celeste Holm y al aspecto luminoso de La Papisa, en el de los Bette Davis, por ejemplo.

No por más que nos cuenten algo ni por más que tengamos mucha información a priori sabremos prevenir los acontecimientos. Cada gota de lluvia cae en su justo momento. ¿Cuántas cosas han de sucedernos, cuántas experiencias, para que finalmente unas palabras justas adquieran el relieve que merecían? Todo se reduce a la vasta y ancha experiencia, la cual es siempre real de día e irreal de noche.

Efectivamente, nuestros sueños también forman parte de nuestra experiencia, la nocturna. Los sueños, los cuentos y los mitos habitan bajo la luz de la luna y se nos revelan mediante un lenguaje simbólico y arquetípico. Resulta entonces que dentro de nosotros habitan un sol y una luna, un día y una noche, la luz y la oscuridad. Vivirlo depende de nosotros. El tarot es un mapa de recorrido.

Ambos mundos son absolutamente necesarios. Eso es lo que nos cuenta el relato de antigua tradición “Los mortales del país del Sol”.

Los cuentos del destino 10

Suelen resultarme estimulantes y curiosas las coincidencias entre diferentes tradiciones. Puede que sean verdad o no, al fin y al cabo sólo se trata de creencias. Quizás... Lo cierto es que diferentes hombres en muy alejados lugares tanto espacial como temporalmente han imaginado prácticamente lo mismo. Filósofos y cuentistas unidos por la curiosidad se dan la mano desafiando siglos y tiempos para hablarnos de aquello que ocurría antes de nuestro nacimiento, cuando nuestra alma nos buscaba. 

El esoterismo señala, desde su óptica, al mismo punto. Tanto en “La República” de Platón como en el “Libro tibetano de los muertos” los datos sobre los acontecimientos previos a nuestro nacimiento contienen coincidencias interesantes. Ambos hacen referencia a dicho momento anterior a todo. Se puede observar una notable y sorprendente similitud. No pretendo discurrir sobre su veracidad, pero tampoco puedo probar lo contrario. Antes de nuestro nacimiento, parece que las almas, todas ellas, se encuentran en la gran inmensidad del tiempo de los tiempos. 

Allí llegamos de otras vidas y allí nos espera la memoria de lo que aún nos queda por realizar. Los griegos llegaron a precisar los pasos exactos que se cumplen y que detallaré a continuación. Es una idea tan interesante que quiero contártela, aunque no resulte nada sencillo porque los personajes se cruzan, intentaré ser lo más clara posible, ten paciencia. Los pasos a los que me refería son:

  1. el encuentro con  “Moira”
  2. el paso frente a “Lachesis”
  3. el momento en el que recibimos a nuestro “Daimon”
  4. la segunda oportunidad que nos será entregada por “Klotho”
  5. las exigencias de “Atropos”, el inflexible
  6. el paseo por la llanura de “Léthe”

Todo cuanto nos hará falta aprender tiene incluso un nombre para Platón, se llama “Moira” y es una parte de nuestro destino. Cada una de las almas se acopla a su “Moira” y así parece que elegimos nuestra vida. A continuación nos dirigimos a “Lachesis”. Ella nos dará el mayor de los regalos, nos presentará al guardián de nuestra vida, el que nos ayudará a completar nuestra anterior elección. “Lachesis” nos entregará el “Daimon”. 

¿Recuerdas? ¿Recuerdas los momentos de tu vida en los que milagrosamente te has salvado? ¿Recuerdas al menos uno de esos momentos? Sería éste el más grato ejemplo de la presencia de nuestro “Daimon”, nuestro guía. De su mano “Lachesis” nos empuja hacia la segunda personificación del destino. Ahora nos encontramos de frente a “Klotho” hemos elegido nuestra vida, tenemos la ayuda del  guardián de nuestra misión, ¿qué nos queda? ¿Quién es “Klotho”? Parece que nos conocen bien ya que saben que nos hará falta una segunda oportunidad. “Klotho” es quien con su aliento entra en lo más profundo para darnos aquel giro, la memoria previa de los grandes cambios que necesitaremos realizar para cumplir aquel nuestro cometido. Pero  si lo evadiéramos, “Atropos” también llamado “el inflexible” nos lo recordará. 

Es una vez más mi “Daimon” quien me conduce frente a “Atropos”, aquel que facilita que la red de “Moira” sea irreversible. Un destino y tres oportunidades, cada vez tres avisos para que no nos alejemos de nuestro camino. El último será  el de “Atropos”, nuestro “Daimon” se asegurará de que así sea con tal de que cumplamos ante “Moira”. A continuación nuestras almas pasarán por debajo del trono de “Necesidad” y justo antes de entrar en el espacio y el tiempo de la vida humana, visitarán la llanura de “Léthe”. Allí, en aquel lejano espacio lo olvidaremos todo. Quien nos lo recordará  será nuestro “Daimon”. 

Nuestras almas no recordarán nada de sus diálogos con “Moira” o “Klotho” o “Atropos”,  se desvanecerán las promesas como sueños  que apenas rememoramos al despertarnos y que la jornada difuminará para siempre hasta que en un segundo de presentimiento, tendremos la rara sensación de haberlo presenciado de alguna manera, incluso de haberlo vivido con anterioridad. Quien sí lo recordará todo será nuestro “Daimon”, nosotros nacemos como una especie de “tabula rasa”, nuevos y con el olvido que nos empujará a lo desconocido. Quizás la esperanza sea un eco extraviado de cuanto nos hará completos. ¿Sólo nos queda la esperanza, entonces?

Según otro mito de origen judío, precisamente el espacio que hay entre nuestra nariz y el labio superior, allí en esa pequeña hendidura se ha grabado para siempre la huella del dedo del ángel que allí se posara para sellar nuestros labios y garantizar el secreto del olvido, la misma omisión que señalara Platón.

Tantas coincidencias me sugieren un proceso imaginativo global. Es verdad que a muchas diferentes personas se les ocurren las mismas ideas en otros tantos diferentes lugares del mundo casi al mismo tiempo. 

Puede que creas en la reencarnación del alma o no, puede que incluso ni creas en el alma, pero sí estaremos de acuerdo en que el hombre ha imaginado siempre bellas historias. Cuando varias de ellas a  pesar de haber nacido en tradiciones opuestas o incluso alejadas temporalmente nos muestran ciertos puntos en común, me gusta imaginar que el ser humano es capaz de comunicarse con algo muy profundo más allá del tiempo y del espacio, ése que es relativo, universal. Cada vez que imaginamos entramos en contacto con todas esas voces antiguas, con todos los hombres. 

A los guardianes del mundo de los sueños nos gusta invitar a los héroes a visitar dicho lugar para que cada uno de nosotros pueda unirse atemporalmente a todos los que habitan dicho mundo y han imaginado bellísimas historias sobre los lugares donde habitan las criaturas del sol. No olvidemos aquí y ahora que la luna y el sol nos iluminan desde hace millones de años y que ambos son necesarios como  jefes supremos del día y de la noche en su eterna danza de la sucesión de las horas y los avatares humanos. 

Me gusta imaginar que nuestro “Daimon” es precisamente ese loco que de tanto en tanto nos visita para acercarnos a nosotros mismos cuando con torpeza, descuido y nerviosismo desatendemos las promesas que al principio de los tiempos hiciéramos con alegría despreocupada  a “Moira”.

Juan el labriego finalmente hacía lo que siempre había soñado y antes no se había atrevido a

 desear.  Todo había comenzado con la visita inesperada de aquel Loco ¿Cómo te sentirías en su lugar ahora, al final del cuento?

 

Con c de crisis 1

La crisis (o la recesión como lo llaman en otras latitudes) es la protagonista de las noticias desde hace meses. Ahora en España tenemos la tasa de desempleo más alta de nuestra historia más reciente. No es muy diferente en otros países. Conozco varias personas que se han quedado sin trabajo de la noche a la mañana.

 

En el diccionario de la real academia este vocablo está muy descrito. Tal como sigue:

crisis.

(Del lat. crisis, y este del gr. κρίσις).

1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.

2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.

3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.

4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.

5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.

6. f. Escasez, carestía.

7. f. Situación dificultosa o complicada.

 

No es una palabra para tomarse a la ligera si en su primera acepción está tan ligada a un proceso como el de enfermedad, ¿verdad?

En cambio la palabra "recesión" parece menos dramática. He aquí la definición de la RAE:

recesión.

(Del lat. recessĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de retirarse o retroceder.

2. f. Econ. Depresión de las actividades económicas en general que tiende a ser pasajera.

 

Esto me hace pensar en cómo unos pueblos se toman un cambio. ¿Llamarlo “crisis” o “recesión” cambia las cosas?