Un cuento largo: Grita III

A las tres o cuatro semanas, bueno, no había pasado mucho tiempo que Pablo me llamó para contarme que su madre le había presentado a un amigo especial. Manoli es bruja, es medio bruja, de eso estábamos y estamos seguros. ¿Cómo se había dado cuenta? Desde entonces cada cosa que decía y parecía que no tenía ningún sentido le prestábamos un poco más de atención, empezamos a hacerle caso y también de eso se dio cuenta, qué tía. Santi al principio recibió la noticia con indiferencia, como si no le contáramos nada nuevo. A lo mejor él también lo sabía, porque Pablo y yo nos dimos cuenta de que él también le hacía caso. Al final todos conocimos a Antonio porque se instaló en la casa. Al principio no nos caía mal  a Santi, a Manoli y a mí y a Pablo, ni hablar. Ahora después de todo lo que nos ha pasado hay que reconocer que Antonio es un puntazo, incluso Pablo lo admite. Por eso y otras razones no nos sorprendió del todo cuando Manoli nos contó que iba a clases de tarot y que era un secreto.

- No te vas a convertir en una de esas tías chaladas con velas y esas cosas, ¿verdad?- quien abría la boca era Pablo, Santi y yo nos la quedamos mirando y creo que pensábamos lo mismo y que además a Manoli le daba por cosas raras.

Ella se puso seria y contestó:

-          El tarot es un camino de conocimiento.

Ahí sí que nos dio por reír. Ella se iba poniendo más y más seria, más y más furiosa y nos desternillábamos.

-          Sois unos niñatos

Es que cuanto más hablaba nos daba más la risa, era una risa tonta de esas que se te pegan, miras a un lado y hay  alguien que no para de soltar carcajada tras carcajada y a ti te contagia, eso era lo que nos estaba pasando, como cuando bostezas, que te contagian. Pero la Gran Bruja no lo percibía con su sexto sentido. Parecía que estaba a punto de conjurar las fuerzas universales del mal cuando con una ceja levantada y una mano sobre la cintura, la mar de tranquila y extremadamente seria, mirándonos por turnos y en voz baja nos espetó

-          No tendría que haberos contado nada.

Y entonces, entonces sí nos dolió. Lo que quisiera, cualquiera de nosotros podía decir lo que quisiera, pero precisamente nosotros éramos entre nosotros en quienes podíamos confiar a toda prueba, podíamos contarnos cualquier cosa, lo que fuera, hasta lo más insospechado. Se nos cortó la risa. Nos miramos un poco aturdidos y por turnos nos confesamos:

- Tienes razón Manoli, perdona.

- Santi está en lo cierto, Manoli, perdona, tía, de verdad

- Lo siento- añadí yo.

- Os habéis pasado mucho, pero vale. Yo nunca me he reído así de ninguno de vuestros secretos.

Es verdad, Manoli, que perdona, de verdad, pero has de reconocer que el tema a veces puede confundir, que en general estas cosas, pues, que no parecen serias, ¿sabes? Nos dejamos llevar por la ignorancia, lo sentimos.

Santi hablaba por todos y además para eso era el mayor, en mayo cumpliría los diecisiete, ya tenía pensado lo que quería hacer con su vida y todo lo que era conocimiento era su campo porque decía que quería dedicarse a la filosofía. Pero ése era otro secreto.

Continuará... 

Un cuento largo: Grita II

Las patas se rompieron, claro, pero eso era lo de menos, la verdad. A las tantas de la mañana conseguimos subirlo en una colina en medio de un descampado. Pablo la había descubierto en la época que le había dado por patearse media ciudad y alrededores, cada vez que los padres se ponían a discutir él se las piraba por ahí. Un día me lo comentó y a mí me pareció genial. La verdad que la idea no estaba nada mal. Pero los demás que esto y que lo otro, ya se sabe. Manoli que la madre era tan maja y que estaba demasiado lejos para llevar el sofá y que además si llovía se iba a quedar todo echo un asco, Santi que opina de todo menos de las cosas que hay que hacer y yo que al final me quedé callado. Y pasó el tiempo. Lo de la lluvia era un punto que aninguno se nos había ocurrido. Total...  hasta que la madre de Pablo empezó que si unos bocadillos, que si zumo, que he hecho un pastel... un día nos trajo empanadillas y se puso a llorar. Manoli se fue con ella que para eso es una tía. Pero qué quieres que te diga. Al día siguiente llamamos a los demás por la tarde y quedamos. Alucinaron, alucinaron completamente. Además Pablo le había pillado unas cervezas a la madre. ¡Memorable!

Manoli tuvo que reconocer que la idea había más que buena, muy buena, vaya, excelente. Sin embargo lo de la lluvia podía ser un problema. Cuando acabamos de festejar nuestro nuevo Imperio, nos volvimos a pie por si pillábamos algo. No encontramos nada, pero esa fue otra buena. Pensándolo bien el sofá es lo único que se mantiene tal cual a pesar de que está más roto. Ahora en el terrado Manoli nos obliga más a limpiarlo, hay que ver qué manía tiene con la limpieza. En verano no hay problema porque acabamos mojándonos con la manguera y hay que ver qué cuerpazo se le está haciendo a Manoli. ¡Uf! No se mezclan las amistades y el amor, y menos con el sexo que sino... vaya lío, no, ni hablar. Además nosotros somos los mosqueteros y nada puede separarnos, la amistad ante todo.

-          No, estoy seguro que no se nota, no.

-          Tú porque eres tío, pero las mujeres tenemos un sexto sentido- eso, claro lo decía la señorita Manoli

El sexto sentido de Manoli nos ha salvado en más de una ocasión. Bueno, menos en la de Chisme. A pesar de aquella vez hay que reconocer que la tía es un lince. No le puedes esconder nada, ¿eh?

-          Pablo, tu madre está saliendo con alguien-

-          ¿Mi madre?

-          Sí, tu madre, no estoy hablando de la vecina del quinto.

-          No tengo ni idea de quién es la del quinto, ¿no ves que en este edificio nadie se saluda? Si lo sabes de sobra. – añadió Pablo

-          La gente pasa mogollón- agregué yo

-          Yo te digo eso, si no te interesa me lo dices clarito, no me interesa, pero a mí no me des tantas vueltas. ¿Te has dado cuenta o no?- ella insistía dale que te dale, porque Manoli cuando empieza con algo no lo deja hasta que lo tiene perfectamente clarito.

-          Si mi madre no tiene tiempo ni de respirar, qué va a tener un lío por ahi. Además, sólo hace seis meses que se ha separado.

-          Pero tu padre sí que está con otra y pronto vas a tener un hermanito.

-          Eso no tiene nada que ver

-          ¿Cómo que no tiene nada que ver?

-          Pues eso, nada que ver.

-          Así que tu padre puede irse con otra y

-          Manoli...- la corté, yo sabía que a Pablo aún no le gustaba mucho hablar del tema

-          Que Manoli ni Manoli, ya estamos con que me estás haciendo callar.

-          Corta el rollo, Manoli. Pablo la miraba fijamente a los ojos, la voz le temblaba un poco.

-          Vale, perdona- Manoli es una  tía legal

-          Mañana tengo examen de historia y quiero sacar nota. Nos vemos mañana- y me las piré. 

Un cuento largo: Grita I

Cuando voy por la calle parezco uno más. Nadie me mira, bueno, depende... pero básicamente, vaya... Santi dice que no se nota y yo me lo creo. Santi, Santi es mi mejor amigo y es un tío que sabe mucho, sabe... sabe mirar y decir lo que ve. ¿Yo? Yo doy más vueltas y a veces me quedo callado o me lo digo para adentro. Santi una vez me dijo que soy contemplativo, así nos conocimos. Me miró y lo soltó, porque él es así.

- Tú, tío, tú eres contemplativo
- ¿Y eso es bueno o malo?- reaccioné yo
- Depende.
- Vaya pegote que te acabas de dar, vas y me sales con esto de lo de contemplativo como si supieras que significa con la precisión de un relojero, me pones la etiqueta y después te quedas tan pancho porque en el fondo no tienes ni idea. ¿Qué, se te quedó la palabrita en la clase de filo o qué?

Ese día yo estaba enfadado, a punto de explotar y me la tomé con él y lo peor: que fue acabar de ametrallarle con la última palabra y me di cuenta, pero como estaba tan rabioso pensé que le den y no me importó.
- Por eso mismo depende de si me sueltas un rollo como éste o no. Si lo sueltas es malo.
Se levantó y se fue arrastrando las chanclas, a posta, marcando el ritmo lento de su manera de irse segura sin que yo le importara lo más mínimo, mientras yo le daba una patada al suelo. Y esa tarde me quedé allí solo, en nuestra colina mirando los trenes que a lo lejos salían y entraban a la estación, con unas ganas tremendas de irme lo más lejos posible, una sensación de fiebre que me iba creciendo a días y que no había nada que la rebajara.

Eso fue hace tiempo pero me hace cierta gracia recordarlo. En la colina ya no nos reunimos porque construyeron un bloque de pisos, pero la cambiamos por el terrado de Manoli. Lo que nos gusta es mirar desde lo alto, te da así como una perspectiva y un poco el aire, para qué negarlo. Hasta parece que la ciudad está a nuestros pies. Además allí nadie nos molesta, nadie a parte de nosotros sabe que el mismo sofá que nos encontramos hace años ha ido cambiando de salón. Primero fue el garaje del viejo de Pablo. Estábamos bien allí hasta que los padres se separaron. Bueno, allí no teníamos más vista que poster de no sé qué playa, era de su hermano, el que se fue y ya nunca más se ha vuelto a dejar ver. ¿Qué habrá sido del póster? Se lo tengo que preguntar a Pablo. Porque al final el garaje lo ocupó Antonio, el que está con su madre ahora, pero Antonio es un tío legal, no creo que lo haya tirado, ¿no? No, no, no creo.

 Nos quedamos con el garaje porque a la madre le tocó la casa o, mejor dicho, el padre le dejó todo. Lo que nos jorobó fue que la madre de Pablo le dio por eso de ser su amiga y cada dos por tres nos traía algo de beber o de comer y ya, qué quieres que te diga, ya no era lo mismo. Así que un día Pablo y yo pillamos el sofá y con dos cojones nos lo llevamos a cuestas a ratos y sentados otros, eso cuando la calle bajaba y uno empujaba y otro iba como un rajá.

El camino del sol

Estrada do sol cantada por dos grandes: Elis Regina y Gal Costa. Conjurando al sol para que salgo hoy.

Aguas de março

No es marzo, pero por aquí llueve mucho... una gran canción de la mano de una intérprete singular como Elis Regina, como siempre una de las maravillas de Tom Jobim

1, 2, 3... by Feist

Diapositivas: C

 

C

Lo que sí sabes a estas alturas es que eres el destinatario de estas diapositivas, y que no hay más porqué que un cúmulo de casualidades, como todo lo que simplemente sucede día a día . Sólo hay lugar para el secreto invisible, para el grito ártico albergado en la memoria de las ballenas. Ese lugar es intangible. Quedemos de acuerdo en que no hay razón ni nada,  a partir de entonces imagina. Sí hay un lugar que está en tu imaginación y en tu recuerdo. Imagina una diapositiva, oye el clic de la máquina que las hace rodar, imagina que las observas en soledad. Tú frente a la pared. Es de noche (o al menos en la habitación no hay más que un reflejo débil casi lunar). Tienes en tu mano izquierda el mando del proyector, las imágenes se detienen frente a ti el tiempo que quieras. Son sólo imágenes, acúñales los secretos que desees. O nada. Míralas a través de las frases de una dibujante sin colores, sí con palabras.

Diapositivas: B

B

De sin sentido a sentido, sin ton ni son me pregunto qué habrá en el Ártico que llama a las ballenas estación tras estación, año tras año, siglos.

No lo explican las coordenadas meteorológicas ni los científicos. Sólo ellas lo saben y  quizás Pinocho el tragado que no te contaría la verdad que  tal vez esperas.  Lo inexplicable pervive a través de su secreto ballenáceo, el que se siente animal y no se nombra.

Diapositivas: A

A

Desde el principio descubrí que escribir para un destinatario me ayuda a enfocar el trabajo de la escritura, a ponerle plazos que de otra manera se me eternizarían.

Simplemente es algo que funciona para mí, no para lo que cuento.

Lo que narro o describo es independiente incluso de mí misma, no necesita explicación ni derrotero más allá de su propio acto de materialización. No sé porqué escribo ni para qué. Ahora tampoco me interesa plantearme esta cuestión. No me interesa la publicación de cuanto desgrano y grano en cursivas, no. No sé si sirve de algo, ni tampoco cambia nada después de hacerlo, excepto un dulce sentimiento de felicidad. Para mí escribir es un vómito compulsivo de un dolor que intento transformar en formas bellas. Quizás una redención.

Yo que necesito coordenadas para sentirme no perdida, me sirvo del destinatario como eje de salvación, mi liana para llegar a un punto final.

Dedicar un esfuerzo de escritura también es hacer un regalo fuera de las fechas concebidas. No es tu cumpleaños, no es Navidad ni tu aniversario. Ten la bondad y humildad de aceptarlo. Quizás ni tan siquiera es un día común o extraño. Me despierto y me digo que te regalaré algo o que quizás en el fondo te haré entrega de lo que quiero quitarme de encima, tómalo como quieras, si eso te hace sentir la ilusión de ser más libre.

Coaching Mágico III

Coaching mágico

Una vez que quede bastante claro lo que implica el coaching, será fácil definir el título de más arriba: el coaching mágico. Todos estos apuntes te serán útiles para saber qué vamos a hacer a lo largo de las líneas que siguen, para que tú sepas si te puede servir o no, si te puede gustar o no. No nos extenderemos demasiado e intentaremos ser lo más claros posible.

Empecemos por definir brevemente en qué consiste el coaching. Se trata de un entrenamiento. La función principal de cualquier proceso de entrenamiento es ayudarnos a aprender, a adquirir un cierto tono, a observar nuestras flaquezas para que no vayan contra nosotros, a verificar nuestras capacidades para desarrollarlas a su máximo potencial. Este tipo de entrenamiento se basa mucho en la observación de uno mismo, en reconocernos y a partir de ello trabajar para llegar a un objetivo. No se trata de cambiarse pues ese tipo de proceso, si posible, requiere una terapia más profunda. Todos queremos mejorar y de ahí que hayan muchos instrumentos para lograrlo en nuestra actualidad. El coaching implica hacer aflorar el potencial de una persona, de forma que consiga hacer cosas que antes no era capaz de realizar y para las que está naturalmente dotada. El objetivo del coaching es elevar a una persona al máximo de su potencial, sin por ello disminuir en absoluto su  capacidad de seguir mejorando y su deseo de superarse.

Lo que diferencia al coaching es que establece unas metas a partir de las cuales se trabaja, contiene estructuras, procesos, herramientas de trabajo, instrumentos de medición para que sepamos dónde estamos y hacia donde vamos en cada momento.  Por ejemplo, pongamos que mi objetivo es preparar una cena muy especial. Hemos de identificar a quiénes invitamos, qué tipo de personas son y qué queremos lograr con esta cena. ¿Es una sorpresa para un buen amigo? ¿O quiero sorprender a mi familia? ¿Es un compromiso social? ¿Es acaso para anunciar algo importante? ¿Quiero reunirme con antiguos compañeros del colegio? Ahora bien, en una situación de coaching yo voy a un coacher porque no tengo ni idea de cocinar ni de preparar un evento de estas características y no estoy ni tan siquiera segura de querer hacerlo porque es muy probable que no me sienta capaz. Y es más, sólo la idea de hacerlo me bloquea por completo pues estoy convencida de que no lo haré bien. Un coacher no va a convencerte de que sí puedes hacerlo, sino que estudiará contigo tus posibilidades para encontrar junto a ti cómo puedes resolver dicha situación en la realidad de una manera práctica y la más fácil posible. Puede que descubras que hay una cocinera muy creativa en ti, o que eres una gestora de eventos, que lo tuyo es la decoración o que tienes una gran facilidad para lograr que la gente se sienta cómoda en un encuentro. De la situación de bloqueo inicial se pasa a una situación de posibilidades. Luego se estudia cuál de ellas resulta factible y cuál no.

Con el coaching tradicional nos empujaríamos a hacer una lista y a elegir la que se acomoda a nuestra necesidad o nuestro objetivo. Luego, se establece cómo se conseguirá una u otra manera mientras vamos marcando crucecitas en los deberes ya hechos. Y finalmente estaríamos en nuestra cena sin nervios y  de la manera en que queríamos hacerlo, tal vez.  De acuerdo, es un ejemplo que simplifica mucho, pero es bastante claro y cercano a quien nunca jamás haya oído esta palabra. La mayoría de las veces se necesita alguien que nos ayude tanto a identificar las metas como los medios para lograrlas. Un coaching deportivo  puede observar a un deportista y con su experiencia y buen hacer determinar las mejoras necesarias para que el saque o el lanzamiento o la brazada sea más veloz, efectivo, certero, etc. 

El coaching se caracteriza porque no da lecciones sino que escucha muy atentamente lo que la persona que consulta quiere hacer y simplemente le muestra con una serie de técnicas sus capacidades. Se pregunta mucho, se observa mucho y se van llegando a conclusiones y nuevas maneras de aprender a alcanzar lo que anhelamos o necesitamos (desde un saque mejor a tener más amigos, a ser uno mismo, a superar una situación concreta muy problemática, hablar en público, no tenerle miedo a salir de casa o a tener mejores relaciones de pareja, mejores relaciones con los hijos, comer menos o más, etc., etc.). Aprendemos competencias para obtener resultados, verificamos las creencias que influyen positiva y negativamente en nuestro proceso y que pueden influenciar sobre nuestro desempeño.

 

Cronopia busca

El señor Q contempló aquello. Pero aquello, ¿qué era? Tenía la calidez del sol y el brillo de las estrellas, sin ser ninguna de ellas. Más fuerte que un quantum con la quintaesencia   de un quídam, pero muy diferente aunque equivalente. Era pequeño, muy pequeño. ¿Y si fuera…? No! (aunque tenía sus dudas) . El señor Q miró, observó, escuchó, verificó, tocó y se alejó. Pero antes aquello escuchó de los labios del señor Q:

- Todo es química.

Pasaron los siglos y después del señor Q hubo muchos más hasta el señor Z, dedicado a zambullirse en los zipizapes de la ciencia.

Aquello resultó ser una pequeña cronopia extraviada que alguien dejara olvidada en un armario sin fecha precisa. El armario se hallaba en las dependencias desde hacía tanto tiempo que se había vuelto parte de una pared. Pero el señor Z que era un zahorí de la ciencia y pariente cercano del señor C, pudo así gracias a su propia zaga genealógica comprender a la cronopia.

-          De química nada sé, deberías preguntarlo a otro- zancionó con cierta zalamería con tal de zafarseel señor Z.

-          ¿Pero dónde?- preguntó la cronopia con sus grandes ojos

-          Yo empezaría por el zoológico-  sentenció con la seguridad que le era suya.

 

La pequeña cronopia apreció la idea digna de una zarzuela mas no de un hombre de ciencia. Sin embargo, como  tantas veces comprendió que era el momento de partir y se fue.

En su largo camino aprovechaba cualquier situación de confianza para charlar y intercalar la pregunta:

-¿Todo es química?

No se cansaba de preguntar pues estaba convencida de que una vez que la respuesta fuera la justa, el silencio sería el indicador más claro de que su vacío se había llenado por completo de un aire liberador de las cadenas de tal duda. Le preguntó al señor de un palacio quien le indicó que se dirigiera a las hormigas de Roma y ellas a coro vocearon el nombre de un tal Lucas. Con él no llegó a cruzarse, pero sí con muchos más hasta que un día descansando en un blanco lavabo de aeropuerto, a punto de quedarse dormida  oyó risillas. Miró a lo alto. ¡Era maravilloso! ¡Decenas, centenas de pompas de jabón! ¿Cómo no se le había ocurrido antes preguntarles a ellas? Sin mediar saludos y antes de que las pompas desaparecieran, a toda prisa preguntó:

-          ¿Todo es química?

Las pompas reían al compás de una música insonora y otras suspiraban, pero al unísono se interrumpieron y en eco contestaron:

-          Sip, sip, sip- mientras reían y afirmaban, desaparecían.

Pero hubo una gran pompa que llegaba oronda y con voz redonda y perfumada le susurró al oído:

-          Si, pero la  química sin la magia no acontece, sino ¿cómo explicas la fascinación de los niños por nosotras? Y nosotras  los necesitamos para existir.

La pólvora del silencio verdadero y profundo recorrió el  pequeño cuerpecito de la cronopia.  Ella entendió y buscó un lugarcito para descansar. Lo encontró en el agujero de rollo de papel higiénico olvidado en un pequeño armario de metal de aquel lavabo de aeropuerto internacional.

Canto de mujeres

En cada milímetro de mi piel
Hay una entrega
Que se ensancha
Para hacer el mundo más grande
Por eso sigo adelante

Y sigo
Más allá de los días
En los que el espejo
Es mi espía
Y atenta incendiario en mi mente
Con todo y cada día
Yo sigo adelante

Y sigo
Aunque oiga las voces
Que me juzgan y castigan
Para que olvide
Mis sueños y
Quien soy realmente
Pero yo sigo adelante

Y sigo
A solas
Olvidada
Exigida
Vilipendiada
Queriéndome
Y odiándome
Yo sigo adelante

Y sigo
Buscando soluciones donde no las haya
Encontrando caminos que fueron borrados
Con sed de mí
Saciándome de lo que no me llena
Aún así
Yo sigo adelante

Y sigo
Sin creer en mí
Aunque tenga razón
Sin escuchar mi voz
Que se ha vuelto ajada
Pero aún así
Yo sigo adelante

Y sigo
¿Sabes por qué?
Porque soy mujer
Y el secreto de la vida
Me ha elegido
Vivo henchida
De la leche que emanan mis pechos
Del elixir de mi sexo
Del perfume de mi boca
Y aunque me llamen loca
Yo sigo adelante

Y sigo
Cuidando de todos
Menos de mí
Siendo madre, amiga y compañera
De otras exigencias
Y ahora, ¿sabes qué te digo?
Que yo así
Ya no sigo

Mi marcha como mi destino
Es hacia delante
A la vida
Haciendo honor a todas las mujeres
De mi familia
De mis genes
De mi historia
De todos los seres

Porque ahora
Decido que yo sigo adelante
Y verás: hay una pequeña diferencia
Ya no estoy sola
Sigo conmigo
Acompañándome de mi mejor amiga
Mi madre, mi hermana, mi alma gemela
Todas soy yo
Mujer universal
Verdadera
Me amo
Con la misma fortaleza
Que antes he puesto en tantas cosas
Donde mi ser se fragmentaba
Ahora yo sigo adelante
De otra manera
Más recta
Más sublime
Más infinita
De la mano de mi alma
Mi alma
Mi alma

Yo sigo adelante
Con mis curvas exageradas
Con mi cuerpo cansado
Con mis medidas desproporcionadas
Con los momentos en que os dejo solos
Con los espacios en los que callo
Con mi amor
Que exijo que veas
Para que así sea
La única manera
En que vengas conmigo
Hacia delante
Porque yo
Yo sigo adelante

Menos ruido y más música



Interpreta: My Brightest Diamond

La cigarra invencible

Esopo nunca estuvo enamorado, no cometió ninguna locura y le faltaba fe. Todo ello le llevó a  escribir un cuento cruel como el de La cigarra y la hormiga. Pero la cigarra es invencible...





‘Inside a boy’, dirigido por el cordobés Rafael Toro que ha merecido el Corto de animación con Premio RTVA a la Creación Audiovisual Andaluza. Animacor 2008
La música es de  My brightest diamond 

¿Palabras buenas y malas? I : el vídeo

Y para quien quiera ver dicha intervención de Fontanarrosa, aquí el vídeo.

¿Palabras buenas y malas? I

El siguiente texto se corresponde con el discurso que Fontanarrosa dio en el III Congreso de la Lengua  durante una mesa redonda que se celebrara en Rosario en el año 2004. Su vigencia desafía al tiempo y viene a inscribirse en la valoración de quienes utilizamos las palabras, amándolas a todas. 

Roberto Fontanarrosa

La internacionalización del español

No sé que tiene que ver con lo de la internacionalización, que, aparte, ahora que pienso, ese título lo habrán puesto para decir que una persona que logra decir correctamente in-ter-na-cio-na-li-za-ción es capaz de ponerse en un escenario y hablar algo —porque es como un test que han hecho—.

Algo tendrá que ver el tema, éste, el de la malas palabras, por ejemplo, con éste, como el que decía el amigo Escribano (José Claudio Escribano), se nota que es tan polémica esta mesa que es la única a la que le han asignado «escribano» para que se controle todo lo que se dice en ella.

Creo que es un aporte real en cuanto al intercambio, me ha tocado vivir cuando he tenido que acompañar a la selección argentina a partidos (de fútbol) en Latinoamérica. El intercambio que hay en esos casos de este lenguaje es de una riqueza notable; es más, en Paraguay nos decían «come gatos» que es, estrictamente para los rosarinos, «un rosarinismo».

Un Congreso de la Lengua, es más que todo, para plantearse preguntas. Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué?, ¿quién dice qué tienen las malas palabras?, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas?, ¿son malas porque son de mala calidad?, o sea que ¿cuando uno las pronuncia se deterioran? o ¿cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?

Obviamente, no se quién las define como malas palabras, tal vez sean como esos villanos de viejas películas como las que nosotros veíamos, que en un principio eran buenos, pero que al final la sociedad los hizo malos.

Tal vez nosotros al marginarlas, las hemos derivado en palabras malas, lo que yo pienso es que brindan otros matices muchas de ellas. Yo soy fundamentalmente dibujante, con lo que uno se preguntará: ¿qué hace ese muchacho arriba del escenario? Manejo muy mal el color, por ejemplo, pero a través de eso sé que cuanto más matices tenga uno, más puede defenderse, para expresarse, para transmitir, para graficar algo, entonces, ¿hay palabras, palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunos incluso por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo.

El secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada —no sé si está en el diccionario de dudas—, está en que también puede hacer referencia a algo que tiene pelotas. Puede hacer referencia a algo que tiene pelotas que puede ser un utilero de fútbol que es un pelotudo porque traslada las pelotas; pero lo que digo, el secreto, la fuerza; está en la letra t. Analicémoslo —anoten las maestras—: está en la letra t, puesto que no es lo mismo decir zonzo que decir peloTUdo.

Otra cosa, hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa —esa es otra particularidad, porque todos los países tienen malas palabras pero se ve que las leyes de algunos países protegen y en otros no—, hay una palabra maravillosa, decía, que es carajo. Yo tendría que recurrir a mi amigo y conocedor, Arturo Pérez Reverte, conocedor en cuanto a la navegación, porque tengo entendido que el carajo era el lugar donde se colocaba el vigía, en lo alto de los mástiles de los barcos para divisar tierra o lo que fuere, entonces mandar a una persona al carajo era estrictamente eso, mandarlo ahí arriba.

Amigos mexicanos con los que estuve cenando anoche me estuvieron enseñando una cantidad de malas palabras mexicanas. Ahora que lo pienso creo que me estaban insultando porque se suscitó un problema con la cuenta a la hora de pagar. Me explicaban, que las islas Carajo son unas islas que están en el océano Indico.

En España, el carajillo es el café con coñac y acá apareció como mala palabra, al punto que se llega a los eufemismos se decía caracho es de una debilidad absoluta y de una hipocresía... ¿no?

A veces hay periódicos que ponen: «El senador fulano de tal envío a la M a su par…». La triste función de esos puntos suspensivos, realmente el papel absurdo que están haciendo ahí, merecería también una discusión acá, en el Congreso de la Lengua.

Voy a ir cerrando, hay otra palabra que quiero apuntar que creo es fundamental en el idioma castellano, que es la palabra «mierda», que también es irremplazable. El secreto de la contextura física está en la r —anoten las docentes— porque es mucho más débil como lo dicen los cubanos: miELda, que suena a chino y eso —yo creo que ahí está la base de los problemas que ha tenido la Revolución cubana—, quita de posibilidades de expresiva.

Voy cerrando, después de este aporte medular que he hecho al lenguaje y al Congreso, lo que yo pido es que atendamos a esta condición terapéutica de las malas palabras. Mi psicoanalista dice que es imprescindible para descargarse, para dejar de lado el estrés y todo ese tipo de cosas. Lo único que yo pediría (no quiero hacer una teoría) es reconsiderar la situación de estas palabras. Pido una amnistía para la mayoría de ellas. Vivamos una navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje, que las vamos a necesitar.

Escrito en el viento: la suerte

Entre dos segundos

hay un espacio enorme

para elegir mi suerte

para esperar mi suerte

para desear mi suerte

Y, cómo no,también la tuya.

Coaching Mágico II

Y no ha desaparecido, no. Sigue entre nosotros la mirada mágica. Lamentablemente cargada de oscuras supersticiones y poco conocimiento en más de una ocasión. La mirada mágica se alumbra con inocencia.  Está en el asombro ante las estrellas, como las  que caen en la noche de San Lorenzo. Ese asombro, esa capacidad de sorpresa y mezcla de respeto frente a lo que no conocemos se ha articulado en un diálogo rico a lo largo de los siglos. La ciencia se ocupa de lo que podemos entender. Las ciencias ocultas, de aquello que no podemos entender. Lo oculto se muestra en forma de tradiciones, cuentos y rituales desde hace tanto tiempo como el hombre existe sobre la tierra. ¿Por qué ignorarlo? Hoy en día tenemos suficientes elementos como para tomarlos en cuenta.

 Día y noche, sol y luna, luz y oscuridad hacen parte natural del devenir humano tanto como la ciencia y lo no científico, lo racional y lo irracional, lo que comprendemos con la razón y lo que comprendemos con la intuición.

El Misterio hace parte de nuestras vidas, encontrar sus componentes físicos o químicos tal vez le quitaría parte de su brillo estelar, ¿no crees? A nuestra condición humana nos pertenece el  que haya muchas preguntas a las que no tenemos respuesta. Casualidades, oportunidades caídas del cielo, desgracias imprevistas… hay una fuerza que parece ser mayor que nosotros. Llevamos siglos escuchándola, quizás tenga algo que aportarnos. La voz que acaricia el misterio nos acompaña y es más antigua que la ciencia, cuando el feto se desarrolla nacen primero los riñones que la conciencia (que luego viene a acompañarnos por el resto de nuestras vidas). Primero somos y después lo sabemos, eso parece. Dejemos que la magia se ocupe de nuestra alma y nuestro espíritu y que la ciencia se ocupe de lo suyo. Permitamos que las palabras mágicas nos lleven allí donde nada sabemos. Cerremos los ojos y escuchemos el mundo de donde había una vez…

A lo largo de la historia humana parece que tenemos una predisposición natural para asumir los cuentos y de allí la gran necesidad de contárnoslos. Los cuentos están repletos de símbolos y elementos mágicos, de analogías y metáforas que nos permiten llegar a las profundidades de nuestro ser y de la vida. Son la estructura receptiva por antonomasia y recrean un clima emocional favorable. Permiten que cada uno encuentre una pócima, una medicina mágica adaptada al momento que está viviendo, abrazan nuestras emociones, nuestra alma y nuestro espíritu. Cierra los ojos y escucha aquellas primeras palabras que te transportan a otros mundos fuera de ti donde, paradójicamente, tú también existes y te encuentras:

 Había una vez en la capital de un lejano reino…

Coaching Mágico I

¿Cuentos para entender la realidad?

Había una vez en la capital de un lejano reino…

Estamos rodeados de historias que alimentan nuestra imaginación y con las que aprendemos a crecer. “Había una vez…”  es una frase que nos transporta a otras realidades que pueden coexistir con la ciencia más exacta. Magia y ciencia no nos separan sino que nos unen. Simbolizan dos ámbitos de nuestro ser. Son nada menos que el ying y el yang tan conocidos ya. ¿En qué nos convertiríamos si todo, absolutamente todo fuera comprensible, si todo fuera razonable, lógico? ¿Y si todo cuanto somos y nos rodea pudiera resumirse en ecuaciones, fórmulas y componentes químicos? Lo complejo sería simplificado. ¿Vale la pena hacerlo? ¿Es posible?

Podemos imaginar la realidad desde otra vertiente, la puramente mágica sin concesiones, la de la alta magia. Si deseo a alguien, por ejemplo,  en lugar de permitir que nos conozcamos, seduzcamos, esperemos o no, bastaría encontrar una gran maga con, obviamente, grandes artes infalibles, sobretodo absolutamente infalibles, que con un hechizo pudiera hacer que nuestra persona u objeto de deseo se encontrara en nuestros brazos por siempre jamás. Así de fácil. Así de diabólico y controlador.

O componentes químicos-físicos-biológicos o alta magia garantizada. Cualquiera de los dos simplificaría nuestras vidas de una manera que ni nosotros podríamos controlar. ¿Y entonces? Ya está, no nos queda nada por hacer. ¡Ah! Pero queda el gran recurso moderno del poder mental… Nos bastaría con desear algo y el gran supermercado del universo abriría sus puertas para que llegáramos a las estanterías convenientes y tomáramos aquello que queremos. ¿No? Podría parecer el cuento eterno del niño que quiere un helado o una golosina antes de la hora de la comida. Pedimos, nos acurrucamos como dulces gatitos, lloramos, berreamos, seducimos, controlamos o hacemos lo que sea para obtener lo que YO QUIERO. Querer es poder, reza la famosa frase.

Los ejemplos anteriores pueden parecernos muy arbitrarios, exagerados. Pero si te dijera que hay un conjuro para cada deseo y que lo haría realidad, ¿cuál sería el primer pensamiento que se alojara en tu cabeza? Y si te confiara que para la tristeza hay un remedio, ¿no lo tomarías? ¿Y si te dijera que hay un conjuro para tu enfermedad? ¿O uno para que consigas trabajo? ¿O un conjuro para tener hijos?

No son cuestiones de fácil resolución.

Por suerte o desgracia, de momento sabemos que es un poquito más complejo. La verdadera magia hace parte de dicha complejidad y grandeza. La magia de vivir, la que sentimos cuando miramos a los ojos de quienes amamos, la que nos subyuga en los pequeños y grandes milagros de la vida, la que nos aterra cuando caemos sin más en un agujero sin fondo de la noche para la mañana. Ese poder de la vida que construye y destruye a la vez y que a lo largo de los siglos y de la historia de la humanidad intentamos dominar, es el poder del misterio de la vida. No hay mayor poder. Ningún mago bueno o malo, angelical o diablesco puede con él. Persiste más allá de que cada vez comprendamos un poco mejor cómo funcionan las cosas, más allá de que entendamos con los años cómo operan determinados factores. Siempre está ahí. ¿Y si nos relacionáramos con ese poder? En lugar de dominarlo o  destriparlo. En lugar de rechazarlo o adorarlo. ¿No podríamos simplemente dialogar con el Gran Misterio para que misteriosamente se ocupe de nosotros?  En nuestra cultura hay formas de hacerlo. Han estado ahí desde el origen de los tiempos. Fue la primera manera en la que nos relacionamos, como humanidad, con cuanto nos rodeaba. 


VIII Haendel sigue contestando



De la ópera Rinaldo: Lascia ch'io pianga
Intérprete: Suzie LeBlanc

VII Seguimos con preguntas

En 1909 ambos se embarcaron en un viaje a América. Las travesías en barco son largas y las horas muertas las llenaban con charlas, más charlas y algunos juegos. Por ejemplo, se entretenían analizándose los sueños el uno al otro, tomándose poco en serio. En un determinado momento Jung notó que Freud se ausentaba como resistiéndose. Y así era efectivamente. Freud había pedido a Jung que detuvieran el juego ya que no quería perder su autoridad. Freud no permitió que su amigo entrara en su intimidad cuando él se había abierto por completo. Así que la  relación de igualdad no era tal. Jung se dio cuenta en un instante. No lo pudo soportar. Porque él sí se había confesado con su amigo, le había moestrado su alma. Jamás hubiera imaginado que había alguna autoridad que perder o que ganar. A partir de entonces la relación se fue enfriando. 

Me queda a mí el consuelo de que si algo así le pasó a Jung que ha sido el gran conocedor del género humano, pues a cualquier hijo de vecino también nos puede pasar. Me gusta su valentía pues él no dudó en ser fiel a sí mismo y seguir adelante su camino solo a pesar del dolor de sentir que el gran amigo que había creído encontrar no podía compartir su espacio con él. Este amigo no era cualquiera sino la persona con mayor influencia en el mundo de la psiquiatría y el psicoanálisis de la época. Freud era una eminencia altamente reconocida. Ambos supieron mantenerse fieles  a sí mismos, cada uno desde su postura.

Podemos decir que en 1913 Jung era ya un gran profesional de reconocimiento internacional. Lo habíamos dejado en el tren, en el traqueteo de un viejo tren que le conduciría desde Zurich hasta Schaffhausen. La región es montañosa y se asemeja bastante a los paisajes en los que podemos imaginar a Heidi saltando y jugando con Pedro y Niebla. Cuando el tren se metió en un túnel Jung sufrió lo que él mismo llamaría en un principio “una alucinación”. De repente se quedó dormido y tuvo una visión. Según sus propias palabras tuvo la visión de una inundación monstruosa que hundía casi toda Europa (sí, no es casualidad que la famosa película de Lars Von Triers se asemeje). Las aguas llegaban hasta su nativa Suiza que se había convertido en  una única gran montaña, única zona que no era  tragada por las aguas. Jung se veía sentado allí mismo, en la cima de la montaña-Suiza. Al mirar alrededor de él, observaba que  las aguas se volvían rojas y se daba cuenta de que se trataba de sangre.  Luego comenzó a ver los muertos y la devastación. Cuando el doctor Jung se despertó, miró a su alrededor dentro del vagón de tren con la misma preocupación que cualquiera de nosotros hubiera sentido en tales circunstancias. 

VI Y preguntas... preguntas...

Carl Gustav Jung utilizó las cadenas de asociación y sus relaciones como un instrumento más de la psicología. Fue el padre del uso de lo irracional como medio de autoconocimiento.

Todo empezó en 1913. Estamos entonces en el invierno de 1913. Jung tiene 38 años y está en un tren. Se dirige hacia Schaffhausen. Por entonces ya había colaborado con Freud, es más:  ambos se habían hecho muy amigos. O al menos así lo entendía el joven Carl. Cuando se conocieron fue como un flechazo entre dos mentes brillantes. Esto había sucedido antes, en 1907. Jung admiraba a Freud y consiguió finalmente conocerle. Dice la historia que Freud canceló todas sus citas de aquel día para quedarse charlando con su colega el doctor Jung. Esta primera charla llegaría a durar 13 horas. Un auténtico flechazo. Hoy en día si algo así sucediera les tacharían de locos. ¿Quien tienen tiempo hoy en día para dedicarse a charlar  durante 13 horas con alguien quien acaba de conocer y por quien siente una profunda admiración? 

El enamoramiento puede darse entre personas de sexos diferentes, del mismo sexo o entre dos mentes, como es el caso que nos ocupa. La relación empezó de  manera intensa y continuó siéndolo durante dos años. A veces encontramos personas que nos acompañan en nuestro camino por un corto periodo de tiempo aunque de manera intensa, la huella es imborrable.  A partir de entonces Jung se convirtió en la mano derecha de Freud. Jung consideraba al doctor Freud como un igual. Le admiraba, sí, pero como quien admira a alguien muy querido. Cuando conocemos a otra persona con quien podemos comunicarnos a todos los niveles, puede que nos sintamos un poco menos solos en este mundo. No creo que exista mayor expansión de uno mismo que el conocer a otro igual (que no idéntico), alguien con quien podemos compartir cosas que otros tachan de locuras o tonterías o exageraciones. Un amigo o amiga tan íntimo a quien  podemos confesar nuestros miedos más ridículos, nuestras fantasías más excelsas, alguien que no solamente nos escucha sino que nos cuestiona a la vez y que nos conduce a terrenos nuevos desde los cuales podemos vernos  desde otros ángulos para crecer, alguien que nos impulsa. 

Para Jung este sentimiento era sagrado, como en realidad lo es. Pensó que se había acabado su soledad intelectual. Pero se equivocaba... 

Page d'écriture de Jacques Prévert





PAGINA DE ESCRITURA DE JACQUES PREVERT

Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis…
¡Repitan! dice el maestro
Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis.
Pero ahí está el ave lira
que pasa por el cielo
el niño lo ve
el niño le oye
el niño le llama:
¡Sálvame
juega conmigo
pájaro!
Entonces el pájaro baja
y juega con el niño
Dos y dos cuatro…
¡Repitan! dice el maestro
y el niño juega
y el pájaro con él…
Cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis
¿Y dieciséis y dieciséis cuántas son?
No son nada dieciséis y dieciséis
y mucho menos treinta y dos
de ningún modo
y se marchan.
Y el niño ha escondido el pájaro
en su pupitre
y todos los niños
oyen la música
y ocho y ocho a su vez marchan
y cuatro y cuatro y dos y dos
a su vez se largan
y uno y uno no son ni uno ni dos
uno a uno marchan igualmente.
Y el ave lira toca
y el niño canta
y el profesor grita:
¡Cuándo acabaréis de hacer el payaso!
Pero los demás niños
escuchan la música
y las paredes de clase
se desploman tranquilamente.
Y los cristales vuelven a ser arena
la tinta vuelve a ser agua
los pupitres vuelven a ser árboles
la tiza vuelve a ser acantilado
el portaplumas vuelve a ser pájaro.



Corto de animación realizado ppor  filippo giacomelli, fabio tonetto and juan correa. diploma film CSC 2006.